En junio de 2019, el cráneo de este Australopithecus de 3,67 millones de años de antigüedad viajó desde Suráfrica hasta el sincrotrón Diamond Light Source, en el Reino Unido, para que el personal investigador y técnico obtuviera imágenes de alta resolución de sus dientes y bóveda craneal. Little Foot es un espécimen especialmente interesante para estudiar la evolución humana, ya que se dispone de casi el 90% de su esqueleto y gracias a la luz de sincrotrón se han podido observar detalles de su anatomía que hasta ahora habían quedado ocultos. Los resultados preliminares de este estudio se han publicado en la revista eLife.
“Ha sido una oportunidad única de estudiar hasta el más mínimo detalle de la estructura craneodental de este fósil”, explica Amélie Beaudet, autora principal del estudio e investigadora del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, honoraria en la Universidad del Witwatersrand y asociada al Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP). “Antes de procesar el fósil en el sincrotrón no teníamos ni idea de si las estructuras internas estarían bien preservadas y todo el equipo estaba muy expectante”, añade. Tras analizar las imágenes, el equipo investigador pudo observar unas microestructuras en el esmalte dental que indicaban que Little Foot sufrió dos periodos claros de estrés alimentario o de enfermedad cuando era niña”, comenta Beaudet.
El equipo también pudo observar y describir los canales vasculares que están encerrados en el hueso compacto de la mandíbula. Estas estructuras son muy informativas desde el punto de vista de la biomecánica de la alimentación de este individuo concreto, pero también de su especie. El patrón de ramificación de estos canales indica que Little Foot sufrió una remodelación ósea, tal vez como una respuesta a cambios en la dieta, y también permiten deducir que el individuo murió cuando ya había alcanzado la edad adulta.
Cráneo original de Little Foot (izquierda) e imagen obtenida mediante rayos-X en el sincrotrón (Crédito: Copyright de Diamond Light Source Ltd)
Gracias a la gran resolución de las imágenes obtenidas, el equipo investigador ha podido identificar unos diminutos canales (de menos de 1 mm) en la bóveda craneal que probablemente estén involucrados en la termorregulación del cerebro. El cerebro es un órgano muy sensible a los cambios de temperatura y a lo largo de la evolución humana aumentó extraordinariamente de tamaño, de modo que es especialmente relevante para la ciencia descubrir los mecanismos subyacentes que le permitieron mantener una temperatura fisiológica adecuada. “Ninguna de estas observaciones habría sido posible sin cortar físicamente el fósil en láminas delgadas, pero con la aplicación de la tecnología de sincrotrón se está desarrollando un nuevo y apasionante campo de la histología virtual para explorar los fósiles de nuestros ancestros lejanos con métodos no invasivos", concluye la investigadora.
Los primeros fósiles de Little Foot fueron descubiertos en las cuevas de Sterkfontein, al noroeste de Johannesburgo, por el profesor Ron Clarke de la Universidad de Witwatersrand en 1994. Clarke y su equipo pasaron más de 20 años eliminando minuciosamente el sedimento que rodeaba cada uno de los restos con un micropercutor. Tas el proceso de preparación, el esqueleto se dio a conocer públicamente en 2018 como StW 573 “Little Foot” y actualmente se conserva en las colecciones de la Wits University, en Johannesburgo (Suráfrica).
Imagen principal: Cráneo fósil en la linea de luz I12 del Diamond Light Source. (Crédito: Copyright de Diamond Light Source Ltd)
Artículo original: Beaudet, A., Atwood, R. C., Kockelmann, W., Fernandez, V., Connolley, T., Vo, N. T., Clarke, R. Stratford, D. (2021). Preliminary paleohistological observations of the StW 573 (‘Little Foot’) skull. eLife, 10, e64804. DOI: 10.7554/eLife.64804