¿Qué aspecto tenía el antepasado común del que divergieron los humanos y los chimpancés? Desgraciadamente para los paleontólogos el registro fósil es incompleto y no se ha encontrado este ancestro común, de modo que las aproximaciones para reconstruir este antepasado se realizan a partir de las especies actuales. Tradicionalmente los científicos han planteado tres hipótesis para responder a esta pregunta: que el antepasado tenía un esquema corporal similar al de los chimpancés, que era más parecido a un trepador arborícola similar a los orangutanes actuales o que no hay ningún representante actual de hominoideo válido que represente este modelo sino que lo tenemos que buscar entre los hominoideos fósiles del Mioceno.
Para Nathan M. Young, investigador del Departamento de Cirugía Ortopédica de la Universidad de California, el LCA (iniciales en inglés de "Last Common Ancestor", o el último ancestro común) tenía un modelo claramente chimpancé. Su hipótesis se basa en la comparación entre la cintura escapular (la estructura ósea que une los brazos con el tronco) de los hominoideos actuales (grupo que incluye los hilobátidos, orangutanes, gorilas, chimpancés y humanos) y la de Australopithecus afarensis, una especie de homínido de hace 3-4 millones de años, el representante más famoso es el espécimen conocido como Lucy. Young y sus colegas publicaron estas conclusiones durante el 2015 mediante un artículo en la revista PNAS.
Esta semana, la misma revista PNAS publicaba una carta del investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y la George Washington University, Sergio Almécija que rebatía los principales argumentos expuestos por el equipo de Young en aquella artículo. Para Almécija, los investigadores americanos han malinterpretado sus propios resultados (obtenidos mediante nuevos métodos de morfometría geométrica tridimensional), lo que les ha llevado a conclusiones equivocadas y que, además, la cintura escapular de A. afarensis estudiada corresponde a un individuo infantil del que ha extrapolado su posible morfología adulta, introduciendo una incertidumbre aún mayor en los resultados.
Estructura analizada en el arículo de Young et al.
Uno de los argumentos que expone Almécija es que la dificultad en predecir la dirección de la evolución morfológica se hace patente con los datos genéticos. "Humanos y chimpancés compartimos un 99% de los genes pero, en cambio, presentamos grandes diferencias en cuanto a la estructura corporal", explica. "Esto demuestra que la proximidad filogenética, el grado de parentesco, difícilmente nos permite hacer inferencias sobre la morfología de un antepasado", comenta el investigador.
Este tipo de debates entre investigadores son habituales en las revistas científicas y permiten contrastar ante la comunidad las hipótesis propias y someterlas a críticas para hacer avanzar el conocimiento en torno a un determinado tema.
Crédito de la imagen de portada: Chimpancé (Afrika Force / https://www.flickr.com/photos/afrikaforce/5187373683) y humano (Noam Chen / https://www.flickr.com/photos/israelphotogallery/11447734116 )
+ info:
- ,,and Fossil hominin shoulders support an African ape-like last common ancestor of humans and chimpanzees, PNAS 2015 112 (38) 11829-11834; published ahead of print September 8, 2015, doi:10.1073/pnas.1511220112
- Sergio Almécija. Pitfalls reconstructing the last common ancestor of chimpanzees and humans, PNAS 2016 ; published ahead of print February 9, 2016, doi:10.1073/pnas.1524165113