Recreació del paleoambient de la zona dels Hostalets de Pierola durant el Miocè (Óscar Sanisidro / © Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont) El macrojaciment de Can Mata ubicat als Hostalets de Pierola (Anoia) ha proporcionat més de 72.000 fòssils de vertebrats en les darreres dècades i és una referència a nivell mundial per estudiar les faunes del Miocè. Una nova recerca ha permès datar la localitat clàssica de Can Mata 1 en 11,1 milions d’anys d’antiguitat, posterior al trànsit Aragonià/Vallesià, on es va trobar una dent de primat a mitjans del segle passat. La investigació ha estat publicada a la revista Journal of Human Evolution.

"A resume of human evolution" de chriskatsie bajo licencia CC BY-NC 2.0

Un estudio en PNAS liderado por el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) analiza la relación de parentesco entre dos grandes primates antropomorfos del Mioceno (Hispanopithecus y Rudapithecus) a partir de la morfología de los canales semicirculares de su oído interno. Esta estructura anatómica se ha revelado como muy informativa para reconstruir el parentesco entre las especies de primates fósiles y confirma que ambos géneros de homínidos son distintos, y muy similares a los chimpancés y a los bonobos actuales. Estos habrían conservado en gran medida la forma ancestral mientras que los orangutanes se habrían alejado de ella más que los otros antropomorfos.

"A resume of human evolution" de chriskatsie sota llicència CC BY-NC 2.0

Un estudi a PNAS liderat per l'Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) analitza la relació de parentiu entre dos grans primats antropomorfs del Miocè (Hispanopithecus i Rudapithecus) a partir de la morfologia dels canals semicirculars de la seva orella interna. Aquesta estructura anatòmica es molt informativa de cara a reconstruir el parentiu entre les espècies de primats fòssils i confirma que els dos gèneres d'homínids són diferents, i molt similars als ximpanzés i als bonobos actuals. Aquests haurien conservat en gran mesura la forma ancestral mentre que els orangutans s'haurien allunyat d'ella més que els altres antropomorfs.

La exposición "Pau, Jordi y Laia: nuestros parientes del Mioceno" muestra por primera vez al público los fósiles originales y las esculturas del aspecto en vida de tres especies de primates hominoideos. Los fósiles han sido excavados y descritos por investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) en distintos yacimientos de la cuenca del Vallès-Penedès. Los hallazgos han aportado información clave sobre el origen de los caracteres que definen el grupo al que también pertenecen los humanos y ponen de relieve el extraordinario registro fósil del Mioceno de Cataluña. Con esta muestra, CosmoCaixa quiere acercar y difundir la importancia de estos esqueletos que han servido para describir nuevas especies.

Las investigadoras Kelsey Pugh (City University of New York) y Miyuki Kagaya (Universidad de Hiroshima) se encuentran en el ICP esta semana para estudiar varios fósiles de la colección del Instituto. Pugh trabaja en la sistemática de los hominoideos del Mioceno y Kagaya estudia la morfología funcional de las extremidades superiores de los grandes antropomorfos. Algunos de los especímenes que han estudiado corresponden al esqueleto post-craneal de Pierolapithecus catalaunicus (apodado “Pau) y Hispanopithecus laietanus (“Jordi”).

Ejemplar disecado de una ardilla voladora gigante de Japón (Petaurista leucogenys) del Museo Naturalis de Leiden (Holanda). (Isaac Casanovas).

En el yacimiento de la cuenca del Vallès-Penedès de Can Llobateres (Sabadell) coexistieron hasta cinco especies de ardillas voladoras durante el Mioceno superior, hace unos 9,7 millones de años. Así lo constata un artículo encabezado por el investigador Isaac Casanovas (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont) publicado en la revista Palaeobiodiversity and Palaeoenvironments en un número especial dedicado al paleontólogo holandés Albert J. Van der Meulen.

Mans humanes

La mano humana, contrariamente a la visión científica de las últimas décadas, ha cambiado menos que la del chimpancé en los últimos 6 millones de años y representa una de las estructuras más primitivas del esqueleto humano. Esta es una de las conclusiones principales de una investigación liderada por Sergio Almécija, investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont, que publica hoy la revista Nature Communications. Los resultados también muestran que las proporciones de nuestra mano no evolucionaron específicamente para fabricar y usar herramientas de piedra, sino que no han cambiado demasiado desde los simios ancestrales que vivieron hace 18 millones de años.

La observación de los huesos actuales y fósiles a través de técnicas de tomografía computarizada se muestra, estudio tras estudio, como una fuente inagotable de datos, que permiten confirmar teorías e hipótesis, o contrarrestarlas. Este último es el caso de un trabajo liderado por investigadores del ICP, que estudia el grosor del hueso cortical en el cuello del fémur del homínido fósil Hispanopithecus laietanus, a partir de los restos recuperados en el yacimiento de Can Llobateres en Sabadell. La distribución homogénea de este grosor ha permitido corroborar el comportamiento locomotor que se había propuesto para la especie, y a la vez constituye la primera evidencia en el registro fósil de este patrón de distribución, indicador de una locomoción suspensora y/o trepadora.

Aunque distinguir entre un primate bípedo de uno que no lo es puede parecer de Perogrullo cuando observamos a las especies actuales, esta distinción no es ni mucho menos trivial cuando intentamos encontrar al primer primate bípedo, o cuando intentamos conocer el tipo de locomoción de un homínido primitivo extinto. El grosor del hueso cortical en el cuello del fémur ha sido durante algunas décadas una de las características clave para inferir bipedismo entre las especies extintas de homínidos. Las diferencias observadas en la distribución de este grosor entre los grandes simios actuales (gorilas, chimpancés y orangutanes) y los humanos, llevaron a algunos investigadores americanos a proponer dicha característica como indicadora de bipedismo. Los humanos, bípedos por excelencia, presentaban unhueso cortical más grueso en la parte inferior del cuello del fémur que en la parte superior. Por otro lado, los grandes simios, trepadores y suspensores, presentaban una distribución del hueso cortical más homogénea.

 

Gruix de l'os cortical al coll del fèmur en un ximpanzé (esquerra) i un humà (dreta).

Años más tarde se descubrió que el patrón encontrado en los humanos no era único entre los primates, ya que las especies cuadrúpedas presentaban también mayor espesor del hueso cortical en la parte inferior del cuello del fémur. Esto se explicaría porque tanto en los comportamientos bípedos como en los cuadrúpedos el peso del cuerpo recae de forma vertical y unidireccional sobre la articulación de la cadera, que resulta en un espesor del hueso cortical más grueso en la parte inferior. Sin embargo, en el caso de los grandes simios, la carga sobre la articulación no tiene una dirección preferencial, por lo que el cuello del fémur presenta una estructura cortical más homogénea.

Precisamente, confirmando esta última hipótesis, investigadores del ICP publicaron este verano un trabajo en elAmerican Journal of Physical Anthropology en el que se midió el grosor del hueso cortical del cuello del fémur del homínido fósil Hispanopithecus laietanus del Mioceno catalán, hace unos 9,6 millones de años. Según investigaciones recientes se atribuye a este homínido un repertorio locomotor muy variado, que incluye adaptaciones a la suspensión de los árboles así como también otros comportamientos ortógrados como la escalada vertical. Según lo esperado, H. laietanus presentaba un grosor del hueso cortical más homogéneo que el de otros homínidos bípedos. Además, comparando con otros primates actuales, se ha visto que las diferencias entre los grosores superiores e inferiores no permiten distinguir entre una locomoción suspensora o trepadora, por lo que siguen en debate las capacidades locomotoras de este homínido.

 

 

El fèmur d'Hispanopithecus laietanus estudiat, on s'observa la distribució del gruix de l'os cortical al coll del fèmur.

Como nos explica Marta Pina, investigadora predoctoral y primera autora de este trabajo,

A pesar de que el estudio del grosor del cuello del fémur de H. laietanus y la comparación con otros primates no nos permite distinguir si practicaba una locomoción de tipo suspensor o de escalada vertical, este trabajo supone la primera cita en el registro fósil de un homínido con una distribución del hueso cortical homogénea en el cuello del fémur. Este patrón, parecido al de los grandes simios actuales, se añade a la tesis de que el estudio del grosor del hueso cortical en el cuello del fémur nos permite identificar a los primates con adaptaciones a suspenderse de los árboles y/o a la escalada vertical.

 

+ info Pina, M., Alba, D.M., Almécija, S., Fortuny, J. & Moyà-Solà, S. (2012). Paleobiological inferences on the locomotor repertoire of extinct hominoids based on femoral neck cortical thickness: the fossil great ape Hispanopithecus laietanus as a testcase study. American Journal of Physical Anthropology 149:142–148

+ info Pina, M., Alba, D.M., Almécija, S. & Moyà-Solà, S. (2011). Is the cortical thickness of the femoral neck a diagnostic trait for inferring bipedalism? Paleontol Evol Memòria especial núm 5:313-317.

 

Reconstrucció de l'espècimen fòssil Hispanopithecus laietanus, a partir de les restes trobades a Can Llobateres. Laura Celià. ICP

El investigador del ICP Sergio Almécija publica esta semana un artículo en la revista Journal of Human Evolution que confirma que la especie conocida como Hispanopithecus laietanus, el representante más famoso del la cual es conocido popularmente como Jordi, caminaba de una forma particular que no ha sido observada en otros primates actuales. A partir del estudio de la tibia de Jordi se ha confirmado que H. laietanus combinaba la capacidad de escalar y trepar verticalmente con la habilidad de caminar a cuatro patas por encima de los árboles.

La locomoción de Hispanopithecus laietanus se conocía bastante bien con anterioridad, gracias al esqueleto de Jordi y, especialmente, por los abundantes restos de la mano de las que se dispone. Estos restos indicaban que H. laietanus no sólo tenía una postura ortògrada (erecta) adecuada para trepar verticalmente por los troncos y adaptaciones para suspenderse de las ramas como hacen la mayoría de de homínidos actuales (especialmente orangutanes y chimpancés), sino que también retenía adaptaciones similares a los monos arbóreos actuales para moverse de manera cuadrúpeda por encima de las ramas. Esta combinación de suspensión y cuadrupedismo arbóreo no se ha documentado en ningún otro homínido actual o fósil.

En este artículo que publica online esta semana la revista Journal of Human Evolution, se ha descrito y analizado en detalle una de las extremidades inferiores, concretamente la parte distal de la tibia del esqueleto de Jordi. Esta zona es la parte más cercana del tobillo, y es de gran valor para hacer inferencias locomotoras en fósiles porque refleja tanto el grado como el tipo de movilidad del pie. La investigación la han llevado a cabo el investigador del ICP Sergio Almécija, conjuntamente con Melissa Tallman (líder del proyecto) de la Grand Valley State University (Estados Unidos) y otros investigadores de la Universidad Central de Lancashire (Reino Unido) y del ICP.

En el estudio se ha comparado esta zona de la tibia de Hispanopithecus con el equivalente en otros 181 primates pertenecientes a 17 especies distintas entre hominoideos fósiles (como Proconsul o Sivapithecus), simios actuales como gorilas, orangutanes, chimpancés y gibones, así como monos del Viejo Mundo como macacos o násicos (estos últimos pertenecientes al género Nasalis, característicos por su prominente apéndice nasal). Las comparaciones numéricas se han hecho mediante morfometría geométrica en tres dimensiones, que permite comparar morfologías usando coordenadas tridimensionales homólogas entre distintos individuos.

 

Diverses vistes de la tibia de H. laietanus. ICP.

Los resultados indican que la morfología de esta zona de la tibia es única en H. laietanus y que en determinados aspectos se asemeja a la de los hominoideos actuales (especialmente a la de los orangutanes y gibones), mientras que en otros aspectos es más cercana a los cercopitécidos o monos del Viejo Mundo. Esta posición exclusiva concuerda con los datos que se habían obtenido con el análisis de otras zonas anatómicas de esta especie.

Este trabajo refuerza la hipótesis de que los hominoideos del Mioceno poseían unos repertorios locomotores, es decir, se movían de un modo diferente a la de ningún otro primate actual, y en el caso de Hispanopithecus, combinando cuadrupedismo y suspensión arbóreos. Además, los resultados indican que la evolución de los grandes simios ocurrió en forma de mosaico, con pequeños cambios en diferentes partes del esqueleto, causando combinaciones de rasgos morfológicos inexistentes hoy día .

+info Tallman, M., Almécija, S., Reber, S.L., Alba, D.M., Moyà-Solà, S.(2013). "The distal tibia of Hispanopithecus laietanus: more evidence for mosaic evolution in Miocene apes." Journal of Human Evolution 64: 319-327.

 

Diferents vistes de l'incisiu (fila superior) i molar superior (fila inferior) de La Grive. ICP.

Dos dientes de hace unos 12 millones de años encontrados en el yacimiento de La Grive Saint-Alban (Francia) fueron atribuidos durante el siglo XX a Dryopithecus fontani que, durante décadas, fue la única especie de primate hominoideo del Mioceno presente en Europa. El descubrimiento reciente de nuevas especies en Cataluña puso en duda esta asignación que ahora han confirmado investigadores del ICP en un artículo publicado en la revistaAmerican Journal of Pshysical Anthropology.

En este artículo los investigadores del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), Miriam Pérez de los Ríos, David M. Alba y Salvador Moyà-Solà, han vuelto a describir los dientes de La Grive y han analizado críticamente su atribución a D. fontani a la luz de nuevos hallazgos de fósiles realizados en los últimos años en Cataluña y en el resto de Europa. 

Los dientes de La Grive son un molar descrito por primera vez en 1911 y un incisivo que fue encontrado en las colecciones del Museo de Historia Natural de Basilea (Suiza) en 1986 y se estima que tienen entre 11 y 12 millones de años. Su asignación al género Dryopithecus fontani se hizo de acuerdo con la presente antigüedad y en un contexto en que ésta era la única especie de hominoideo fósil que había encontrado y definido en Europa.

Hasta 2009 los únicos restos que se conocían de la especie D. fontani habían sido encontradas en Francia y Austria, año en que investigadores del ICP encontraron una parte de la cara y la dentición de esta misma especie en el Vertedero de Can Mata, en Hostalets de Pierola. Este hallazgo se sumaba a la de otros hominoideos comoPierolapithecus catalaunicus (el espécimen conocido popularmente como Pau encontrado en 2002) o Hispanopithecus laietanus (el representante más conocido del cual recibe el nombre de Jordi).

La insospechada diversidad de hominoideos del Mioceno y un cierto parecido entre el diente incisivo de La Grive y el dePierolapithecus cuestionó la asignación más o menos automática a Dryopithecus que se había hecho de estos dientes durante el siglo XX. En el artículo publicado en American Journal of Pshysical Anthropology los investigadores han medido diversos parámetros de los dientes de La Grive y los han comparado con las distintas especies de primates fósiles encontrados en la Cuenca del Vallès-Penedès estas últimas décadas, así como con restos de otros yacimientos, tanto europeos como africanos.

 

Alguns dels molars i incisius (no a escala) que s'han comparat en aquest article i que corresponen a diferents espècies d'hominoïdeus d'Europa i Àfrica. ICP.

Con los resultados obtenidos, los investigadores han concluido que la atribución original de los dientes de La Grive aDryopithecus es la hipótesis más probable y se descartan otras posibilidades como que Pierolapithecus también existiese en Francia o incluso, como habían apuntado otros investigadores, que Pierolapithecus y Dryopithecus fueran la misma especie.

 + info: Pérez de los Ríos, M., Alba, D. M. and Moyà-Solà, S. (2013), Taxonomic attribution of the La Grive hominoid teeth. Am. J. Phys. Anthropol. doi: 10.1002/ajpa.22297

 

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