Recreación del aspecto en vida del arcosaurio responsable de las huellas (por cortesía de Fabio Manucci)

Un equipo internacional con la participación del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) describe un tipo de huella nuevo para la ciencia a la Alta Val Maira (Alpes occidentales, Italia). El rastro corresponde a un gran reptil que vivió en esta zona hace unos 250 millones de años, cuando los Alpes aún no se habían formado y probablemente era un área costera con un delta fluvial cercano. El hallazgo es excepcional porque hasta ahora se consideraba una zona inhóspita como consecuencia de la extinción masiva del Pérmico-Triásico.

Recreació de l'aspecte en vida de l'arcosaure responsable de les petjades (per cortesia de Fabio Manucci)

Un equip internacional amb la participació de l’Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) descriu un tipus de petjada nou per la ciència a l’Alta Val Maira (Alps occidentals, Itàlia). El rastre correspon a un gran rèptil que va viure en aquesta zona fa uns 250 milions d’anys, quan els Alps encara no s’havien format i probablement era una àrea costanera amb un delta fluvial proper. La troballa és excepcional perquè fins ara es considerava una zona inhòspita com a conseqüència de la extinció massiva del Permià-Triàsic.  

Imatge de la tortuga Testudo hermanni

Investigadores del ICP han diagnosticado por primera vez los detalles de la morfología de Testudo lunellensis, la tortuga fósil descubierta en el yacimiento paleontológico de la Cova de Gràcia, durante la construcción del Park Güell de Barcelona. La investigación publicada en la revista Amphibia-Reptilia muestra la plasticidad fenotípica de las tortugas y cuestiona la clasificación de las especies actuales.

 

Los restos fósiles de tortuga terreste recuperados en el Park Güell, en el lugar conocido como Cova de Gràcia, fueron asignados a la especieTestudo lunellensis en 1903. El nombre se lo dieron Jaume Almera y Artur Bofill en reconocimiento a las similitudes entre estos fósiles y los restos de una tortuga que se habían encontrado antes en el pueblo francés Lunel-Viel. Con el tiempo, sin embargo, los restos recuperados cerca de Montpellier se consideran afiliados a otra especie, no descrita aún, y Testudo lunellensis -irónicamente- ha acabado siendo una especie extinta de tortuga con nombre francés, aunque descrita a partir de fósiles catalanes.

 

 

Restes fòssils de Testudo lunellensis.

En este trabajo, publicado por Amphibia-Reptilia, los investigadores del ICP describen por primera vez la morfología de esta especie y determinan sus rasgos característicos, entre los cuales destacan los huesos periféricos altos y una forma peculiar del lóbulo anterior del plastrón, la parte inferior de un caparazón de tortuga. El estudio identifica en los rasgos de T. lunellensis características tanto de T. Hermanni, como de T. graeca, T. kleinmanni y T. marginata, todas ellas diferentes especies de quelonios actuales. Esto significa que si la tortuga del ParK Güell todavía estuviera viva y la clasificáramos sólo a partir de sus características morfológicas –como hacemos con las tortugas existentes- entoncesT. lunellensis se parecería a nivel superficial a T. hermanni, pero un estudio detallado nos mostraría rasgos propios  de diferentes especies. Esta mezcla de caracteres enuna tortuga del Pleistoceno subraya aún más la plasticidad fenotípica de estos organismos y refuerza la idea de que deberíamos centrarnos tanto en los datos morfológicos como en los moleculares si queremos comprender plenamente las relaciones filogenéticas entre los taxones actuales y extintos.

"Los hallazgos del nuevo estudio de Delfino y sus colegas nos enseñan que la morfología a secas cuenta sólo una parte de la historia evolutiva. De muchas especies extintas, sólo tenemos evidencias fósiles. Las tortugas de tierra son una excepción, por lo que sirven de contraste a las filogenias sugeridas por las variaciones en la secuencia del ADN en el estudio de la evolución de caracteres morfológicos y de homoplasia. Los resultados abogan por precaución en la definición de los caracteres derivados compartidos a partir de caracteres morfológicos propensos a homoplasia ", dice el profesor Uwe Fritz, experto internacional en los quelonios en el Museo de Zoología de Dresden. La homoplasia sucede por la evolución convergente o paralela, es decir, cuando un rasgo morfológico es compartido por un conjunto de especies, pero no está presente en su ancestro común.

El yacimiento paleontológico de la Cova de Gràcia fue descubierto y excavado en el siglo XIX, durante la construcción del ParK Güell, diseñado por el arquitecto Antoni Gaudí. Los restos fósiles de tortugas que se encontraron están depositados en tres museos catalanes: el Museo del ICP en Sabadell, el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y el Museo Geológico del Seminario también en Barcelona. Este yacimiento se remonta al Pleistoceno medio, alrededor de hace 600.000 años. T. lunellensis es, por lo tanto, la especies extintas más joven de Testudo. Jaume Almera, fundador del Museo del Geològic del Seminari, y Artur Bofill estudiaron y publicaron varios trabajos a partir de los restos recuperados en Cova de Gràcia.

 

+ info Delfino, M., Luján, À.H., Carmona, R., Alba, D.M. (2012). Revision of the extinct Pleistocene tortoise Testudo lunellensis Almera and Bofill, 1903 from Cova de Gràcia (Barcelona, Spain). Amphibia-Reptilia 33: 215-225.

 

Reconstrucció del cap de Globidentosuchus brachyrostris, una de les noves espècies descrites. Jorge A. Gonzalez

Hace 9 millones de años en América del Sur vivían hasta 14 especies de cocodrilos, 7 de las cuales compartían la misma zona geográfica, un fenómeno nunca observado en especies actuales. Paleontólogos de la Universidad de Zurich con la participación del investigador del ICP Massimo Delfino, publican el hallazgo este martes en la revistaNature Communications. El estudio también describe la extinción de todas estas especies hace 5 millones de años, probablemente como consecuencia de cambios en el recorrido del curso del agua durante el levantamiento de los Andes. En esta investigación también se han descrito dos especies de cocodrilo nuevas para la ciencia.

Actualmente, las zonas con mayor diversidad de cocodrilos del mundo son el norte de Suramérica y el Sudeste asiático, donde viven hasta seis especies de aligátor y cuatro especies de cocodrilo verdadero. A pesar de esta elevada diversidad, sólo dos o tres especies se encuentran habitualmente en una misma área. El estudio publicado este martes en la revista Nature Communications describe un panorama completamente distinto hace entre 9 y 5 millones de años, cuando en el delta del Amazonas y del Urumaco había hasta catorce especies de cocodrilo y por lo menos siete de ellas compartían el mismo espacio.

En este estudio, liderado por Marcelo Sánchez y Torsten Scheyer de la Universidad de Zurich y en el que ha participado Massimo Delfino, investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y de la Universidad de Torino, los paleontólogos también han descrito dos nuevas especies para la ciencia: Globidentosuchus brachyrostris, un caimán que presentaba unos dientes esféricos y Crocodylus falconensis, un cocodrilo que podía llegar a los 4 metros de longitud. Aunque habitualmente en lenguaje coloquial nos referimos a estos animales como "cocodrilos", en realidad se trata de un grupo formado por varias familias: los crocodílidos (a la que pertenecen los verdaderos cocodrilos), los aligatóridos (que comprende los caimanes y los aligatores) y los gaviálidos (caracterizados por un hocico muy largo y estrecho y que actualmente sólo se encuentran en el sudeste asiático).

 

Reconstrucció de diverses espècies de cocodrils del Miocè. Jorge A. Gonzalez

Los investigadores han constatado la presencia de formas muy diferentes de las mandíbulas de estos animales del Mioceno, lo que se interpreta como especializaciones a una determinada dieta. Los gaviales fósiles se alimentaban de peces y ocuparon un nicho ecológico que, al extinguirse, fue ocupado por los delfines. Los dientes esféricos de Globidentosuchus brachyrostris se asocian a una alimentación basada en caracoles o cangrejos, mientras que los grandes cocodrilos, que podían llegar a los 12 metros de longitud, se alimentaban de tortugas, grandes roedores y otros cocodrilos pequeños. Esta elevada especialización en la alimentación les permitía ocupar las mismas zonas sin competir por los recursos.

Toda esta diversidad de especies de cocodrilos en el Amazonas y en el Urumaco (un río que actualmente no existe y que desembocaba en el Golfo de Venezuela) desapareció hace 5 millones de años con la extinción de todas las especies de cocodrilos de la zona. La elevación de los Andes modificó el curso de los ríos, de modo que el Amazonas dejó de desembocar en el Caribe para hacerlo más al sur, en las aguas más frías del Atlántico. Pese a que la destrucción del hábitat supuso la extinción de los cocodrilos, también permitió la emergencia de la biodiversidad actual de las zonas del Orinoco y el Amazonas.

+ info: Scheyer, T. M., Aguilera, O. A., Delfino, M., Fortier, D.C., Fortier, A. A., Sánchez, R., Carrillo-Briceño, J.D., Quiroz, L., Sánchez-Villagra, M.R. (2013). Crocodylian diversity peak and extinction in the late Cenozoic of the northern Neotropics. Nature Communications. http://dx.doi.org/10.1038/ncomms2940

 

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