"Mamut. El gigante de la Edad de Hielo" es una propuesta itinerante de La Fundació “La Caixa”centrada en cómo eran estos enormes animales de la Edad de Hielo y su hábitat. La exposición profundiza en las causas de la extinción de estos mamíferos que habitaron el planeta durante el Plioceno, hace cinco millones de años, y se extinguieron hace tan solo cuatro mil años. Además de un esqueleto de mamut completo, la muestra también contiene piezas únicas de otros proboscídeos —el orden de mamíferos que incluye a los mamuts, elefantes, mastodontes y dinoterios, que se caracteriza por la presencia de una trompa versátil que utilizan, entre otras cosas, para llevar alimento a la boca—, como molares de diferentes especies entre los cuales se encuentra el de Deinotherium giganteum cedido por el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP)
El hallazgo de este ejemplar tuvo lugar entre 2008 y 2009 en el municipio de Viladecavalls, cerca de Terrassa (Vallès Occidental). A raíz de las obras para construir la Autovía Orbital de Barcelona B-40, el Servei de Patrimoni Arqueològic i Paleontològic de la Generalitat de Catalunya consideró necesario realizar un control paleontológico debido a la alta probabilidad de que los sedimentos de la zona contuvieran fósiles. Los hallazgos de esta intervención incluyen restos vegetales, conchas de moluscos y, sobre todo, restos de vertebrados que, en su mayoría, corresponden a macromamíferos, entre los cuales se encuentra el molar en cuestión. Los fósiles de la zona estudiada tienen una edad comprendida entre el Mioceno medio y superior.
Imagen del molar M3 de Deinotherium giganteum visto desde arriba. La barra de escala es de 10 cm.
Las marcas que dejan los alimentos ingeridos en la superficie de los dientes de las especies extintas proporcionan información sobre su dieta y, a su vez, ofrecen pistas sobre el hábitat que poblaron. Pero también, en el caso del Deinotherium giganteum, sus molares ocultan la historia del nombre de la especie. A principios del siglo XIX, el naturalista francés y padre de la paleontología, Georges Cuvier, fue el primero en estudiar los molares de este animal. Los primeros hallazgos desconcertaron al equipo de investigación, ya que consistían en dos crestas simples y paralelas bastante altas y que recordaban a las de los tapires actuales, excepto por el hecho de que eran mucho más grandes. Cuvier imaginó un tapir de dimensiones desorbitadas y lo llamó Deinotherium giganteum, que significa "bestia terrible".
Más adelante, cuando se encontraron otros restos fósiles, se pudo aclarar que se trataba de un proboscídeo, pariente de los elefantes actuales. Una característica que los diferencia de sus parientes modernos son las defensas (comúnmente llamadas "colmillos") curvadas hacia abajo que nacen de la mandíbula. Además, los molares incluían dos premolares y tres molares, a diferencia de los elefantes que solo tienen un premolar o molar que es reemplazado por el siguiente diente cuando se desgasta. También, los dientes de los elefantes son muy largos, compactos y están formados por varias crestas bajas, mientras que los de los dinoterios son cuadrados y solo tienen dos crestas altas.
Los dinoterios son uno de los mamíferos terrestres más grandes que alguna vez han poblado la actual Cataluña. Medían casi 7 metros de longitud y alcanzaban una altura de hasta 4,5 metros. Se extendieron por Europa, África y Asia, pero se extinguieron poco antes de la aparición de los primeros mamuts.
Imagen principal: Recreación del aspecto de Deinotherium giganteum Roc Olivé / © Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont. Con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología – Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.