El yacimiento se sitúa junto a la ermita de Santa Maria de Campanyà y, pese a que fue descubierto en 1950, nunca se habían aplicado técnicas para recuperar fósiles de tamaño pequeño, tales como dientes de roedores que miden poco más de un milímetro. Estos tipos de restos son muy valiosos para dilucidar la edad los yacimientos.
Durante el mes de junio, un equipo del ICP encabezados por el investigador Isaac Casanovas, ha dirigido una campaña de muestreo micropaleontológico para recuperar parte de estos fósiles. En las campañas que se habían llevado a cabo durante el siglo XX, se recuperaron restos de mamíferos del Mioceno y que incluyen felinos, varias especies de rumiantes (ciervos, cerdos y otros grupos extinguidos) y tortugas gigantes.
Los roedores son un grupo de mamíferos que se caracterizan por su abundancia (actual, pero también en el pasado) y por su rápida evolución. Su corto ciclo vital hace que las especies cambien rápidamente y, por tanto, la presencia de una determinada especie conocida en un estrato determinado sirve como "reloj". Combinando esta información con otras técnicas, como el paleomagnetismo, se pueden fechar los yacimientos con bastante precisión. En el caso concreto de San Mamet, los resultados preliminares del estudio indican que el yacimiento tendría una edad cercana a los 16 millones de años.
Fotografía de microscopio óptico de una muela de la ardilla primitiva Palaeosciurus
recuperado en el yacimiento de Sant Mamet (Isaac Casanovas / ICP)
Para recuperar estos fósiles tan pequeños, los paleontólogos recogen grandes muestras de sedimento (a menudo más de una tonelada) que se lavan y pasan por cedazos como si buscaran oro.
Imagen principal: Personal del ICP procediendo al ciernes de la muestra, que se hace con agua y empleando un tamiz especialmente diseñado. (Isaac Casanovas / ICP)