El pasado verano, un equipo de paleontólogos del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) encabezados por Isaac Casanovas, visitó las canteras cercanas al núcleo de Clariana (Castellet i la Gornal, Alt Penedès), donde en los años 90 del siglo pasado, técnicos del ICP habían descubierto numerosos restos de roedores. En esta visita, los paleontólogos identificaron nuevos restos de vertebrados y lo notificaron a la empresa Omya que actualmente explota la cantera. La empresa había reanudado recientemente la actividad en la zona y tenía previsto dinamitar la zona fosilífera para extraer creta, un producto rico en carbonato de calcio y que proviene de los restos de un arrecife de coral que se formó durante el Mioceno medio.
Aunque Omya había recuperado muchos fósiles marinos a los carbonatos (sobre todo moluscos y dientes de tiburón) no había detectado la existencia de unas fisuras donde se acumulaban restos de vertebrados. Estas grietas se formaron cuando el mar se retiró y el agua de la lluvia ensanchó algunas grietas que había en el arrecife. Los agujeros se rellenaron posteriormente con arcillas que atraparon numerosos restos de mamíferos y otros vertebrados. "No podemos saber si estas fisuras actuaban como trampas o bien los animales fueron arrastrados por el agua hasta allí", explica Casanovas. "Sea como sea, constituyen un material muy interesante desde el punto de vista científico", comenta el investigador.
Un bloque de sedimento de las fisuras donde se observa un fragmento de pelvis de artiodáctilo y varios huesos de pequeños vertebrados (Foto: Isaac Casanovas)
Al alertar a la empresa de la presencia de fósiles, Omya puso los medios necesarios para extraer 25 toneladas de sedimento de las fisuras que fueron trasladadas a la sede del ICP y que serán estudiadas en los próximos meses. "Hemos trasladado el yacimiento y ahora tenemos que excavar", dice Casanovas. La excavación se prevé que se haga el próximo año, pero de momento los paleontólogos ya han recuperado restos de carnívoros, bóvidos y roedores en muy buen estado de preservación. Los restos probablemente datan de mediados del Mioceno medio, un intervalo de tiempo que no está bien representado por otros yacimientos en Cataluña.
Imagen principal: Vista de la cantera donde se explotan los depósitos de creta (Foto: Isaac Casanovas)