La era Mesozoica es conocida popularmente por el reinado de los dinosaurios en todos los ambientes terrestres. Es menos conocido, sin embargo, que en el periodo Cretácico -el último de esta era- se produjo una auténtica revolución biológica que cambió la mayoría de los ecosistemas de las tierras emergidas. Hace casi 140 millones de años aparecieron las primeras plantas con flor -llamadas angiospermas en botánica- en algunos ambientes acuáticos de agua dulce de latitudes bajas. En un espacio de 30 a 40 millones de años se diversificaron por las llanuras de inundación fluviales y otros ambientes abiertos y acabaron dominando la mayoría de comunidades vegetales del planeta.
En las comarcas del Berguedà, Alt Urgell, Pallars Jussà, la Noguera y la Ribagorza aragonesa afloran una serie de rocas sedimentarias que se formaron en ambientes terrestres durante los últimos seis millones de años del Cretácico, momento en que se extinguen los dinosaurios. De esta zona se han recuperado numerosos restos vegetales que incluyen algas, esporas, granos de polen, semillas, hojas, troncos y raíces que han sido la base para reconstruir aquellas comunidades vegetales pretéritas.
El estudio rebate la creencia anterior de que las plantas con flor ya dominaban todos los ambientes terrestres de latitudes bajas y medias a finales del Cretácico. Por un lado, se observa que en algunos ambientes de humedales costeros y de llanuras de inundación de estuarios de la zona pirenaica a finales de esta época las plantas con flor todavía competían con los helechos y las coníferas.Los ambientes acuáticos, en cambio, estaban dominados por las algas carófitas, un grupo de algas verdes. El estudio revela que los únicos ambientes plenamente dominados por las plantas con flor eran algunas comunidades de ribera -que nos recordarían a una aliseda o sauceda actuales- que crecían en las orillas de los ríos.
Modelos inferidos de la vegetación de finales del Cretáceo de los ambientes estudiados en la zona pirenaica (Josep Marmi / ICP)
Más allá de estos ambientes de competencia, lo cierto es que el recambio de las floras más antiguas -dominadas por carófitas, helechos y coníferas (grupo al que pertenecen los pinos, abetos, cedros y ciprés, entre otras especies actuales)- por las floras dominadas por angiospermas, afectó la mayoría de ecosistemas terrestres, las redes tróficas, la química del suelo y la composición atmosférica. "La irrupción de las plantas con flor en los antiguos ecosistemas supuso una auténtica revolución a múltiples niveles", explica Josep Marmi. "Este cambio sentó las bases a partir de las cuales evolucionaron posteriormente los ecosistemas terrestres modernos", cuenta el investigador.
Dinosaurios en un clima tropical
Este estudio también ha aportado datos interesantes para conocer el clima de la región pirenaica al final de la era de los dinosaurios. Muchas de las hojas fósiles de angiosperma que se han estudiado son de tamaño pequeño con márgenes enteros, características de plantas que crecen en climas cálidos con sequías estacionales. Por otra parte, la abundancia de esporas de helechos de las familias de las schizáceas y ciateáceas revela la existencia de una estación húmeda o una alternancia de climas más áridos y húmedos. En general, el tipo de vegetación correspondería a bosques tropicales o sub-tropicales abiertos con una mezcla de especies de hoja caduca y perenne.
En un futuro cercano, la reconstrucción de estas comunidades vegetales puede aportar información relevante para averiguar cómo los dinosaurios se adaptaron a estos cambios de vegetación tan drástico. También puede ser clave para entender la evolución de los últimos ecosistemas dominados por dinosaurios antes de la extinción en masa que ocurrió hace 66 millones de años.
En el estudio han participado investigadores de la Universidad de Barcelona, del Instituto de Geociencias de la Universidad Complutense de Madrid y de la Université Lyon-1.
Figura principal: Hoja fosilizada tipo betulácea de las llanuras de inundación (crédito: Josep Marmi / ICP).
+ info: Marmi J, Martín-Closas C, Fernández-Marron MT, Vicente A, Gomez B (2016) Latest Cretaceous plant landscapes from northeastern Iberia. Dins Khosla A, Lucas S (eds.) Cretaceous Period: Biotic Diversity and Biogeography. New Mexico Museum of Natural History and Science Bulletin 71: 215-229.
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