
Detall de fulla d'una angiosperma del Cretaci d'Isona
Aunque los restos de dinosaurios son relativamente abundantes en el Pirineo, se sabe muy poco de la flora que acompañaba estos animales poco antes de su extinción. En un artículo publicado en línea este mes en la revistaReview of Paleobotany and Palynology, el investigador del ICP, Josep Marmi, revisa casi 400 restos vegetales encontrados cerca de Isona, que revelan un dominio de las plantas con flor a finales del Cretáceo e identifica algunos grupos que también podrían estar presentes en el registro fósil de Norteamérica.
El estudio de la flora fósil del final del Cretácico es clave para entender la evolución de los ecosistemas terrestres donde vivieron los dinosaurios poco antes de su extinción, hace unos 65 millones de años. Aunque los hallazgos de restos fósiles de dinosaurios (huesos, huevos, huellas...) son relativamente frecuentes en los yacimientos del área conocida como el Sinclinal de Tremp, los restos vegetales en el registro fósil son bastante más escasos y, los que están disponibles, a menudo no han sido suficientemente bien estudiados.
El investigador del Grupo de Investigación de Mesozoico del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP),Josep Marmi, analiza en un artículo publicado en línea este mes en la revista Review of Paleobotany and Palynology,una colección de restos vegetales encontrada en varios yacimientos cercanos a Isona (Pallars Jussà) a finales de los años 70. Actualmente la colección se encuentra depositada en el Museo de Ciencias Naturales de Barcelona y contiene unos 400 fósiles, la mayoría de los cuales corresponden a hojas y tallos de plantas vasculares , aunque también hay restos de frutos y semillas.

Diversos espècimens fòssils de la col·lecció revisada en aquest article
La revisión de esta colección revela un dominio de las plantas con flor en esta zona. Marmi ha identificado diferentes especies de coníferas (el grupo que incluye los actuales pinos, cipreses y abetos, entre otros), palmeras del géneroSabalites y hasta quince tipos de magnólidas (el grupo que incluye las magnolias y otras especies como el laurel), así como varias eudicotiledóneas, considerado el grupo más moderno de plantas con flor desde el punto de vista evolutivo. El estudio revela una mezcla de taxones que estaban presentes en otros lugares de Europa durante el Cretácico, pero también otros similares a taxones descritos en yacimientos de Norteamérica.
Las plantas con flor comenzaron su dispersión por todo el mundo hace unos 100 millones de años y durante el Cretácico colonizaron la mayoría de hábitats excepto las zonas de estuario, dominadas por agua salada. La flor como estructura reproductora y la coevolución con insectos polinizadores favorecieron su dominio, transformando muchas flores preexistentes. Al mismo tiempo, la mayor capacidad de sus hojas para absorber CO2 las convirtió en unos elementos destacados para transformar el clima. Estos elementos supusieron que, en el Cretácico superior, tuviera lugar el inicio de la consolidación de los ecosistemas terrestres que conocemos hoy en día.

Mapa del sud d'Europa durant el Cretaci. El requadre vermell indica la zona de l'actual Isona.
Para comprender la composición de la flora de Isona hay que tener en cuenta que al final del Cretáceo, hace unos 68 millones de años, el sur de Francia y la Península Ibérica formaban parte de una misma isla situada en la zona más occidental de un archipiélago. Esta situación de insularidad habría condicionado el tipo de plantas que crecieron allí. Sin embargo, la elevada presencia de plantas con flor en Isona contrasta con la vegetación que se ha identificado en la zona vecina de Fumanya (Berguedà) donde dominaban las coníferas, los helechos y las palmeras y donde las plantas con flor eran muy poco diversas.
Una colección poco conocida
El geólogo Enric Sunyer y el naturalista Joan Vicente Castells, fundador del Centre d’Estudis del Barcelonès Nord de Santa Coloma de Gramenet, encontraron estos restos en 1979, pero hasta ahora no habían sido estudiadas en detalle suficiente. Aunque Joan Vicente autopublicó una monografía en 2002, esta colección era bastante desconocida entre los propios paleobotánicos. La revisión de la colección que ahora se ha llevado a cabo era necesaria para profundizar en la descripción del material, mejorar las identificaciones de acuerdo con métodos paleobotánicos más modernos y extraer nuevas conclusiones.
+ info: Marmi, J., Gomez, B., Martín-Closas, C., Villalba-Breva, S. & Daviero-Gomez, V. (2014). Diversified fossil plant assemblages from the Maastrichtian in Isona (southeastern Pyrenees). Review of Palaeobotany and Palynology 206: 45–59. http://dx.doi.org/10.1016/j.revpalbo.2014.03.003