Portada de la revista Nature

Un equipo internacional de 22 investigadores publicaba el jueves en la revista Nature un artículo que alerta a políticos y a la sociedad en general de que podríamos estar a un paso de un cambio repentino en la biosfera, con consecuencias destructivas para la biodiversidad del planeta. Este trabajo se sustenta en el conocimiento de los diferentes cambios climáticos que ha sufrido la Tierra en millones y millones de años, obtenido gracias a la investigación paleontológica.

 

  El paleontólogo Anthony D. Barnosky encabeza a un equipo de investigadores internacionales en un trabajo que fundamenta en datos e investigación el riesgo de que la acción humana pueda estar empujando la Tierra hacia cambios irreversibles en la biosfera: una reducción de la biodiversidad del planeta y cambios en las condiciones ambientales que podrían poner en peligro a la industria pesquera, la agricultura o el abastecimiento de agua, son sólo algunas de las posibles consecuencias. El artículo se publica en Nature justo unos días antes de que la comunidad política internacional se reúna en Río de Janeiro en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20.

 

Imatge de la Terra

Jordi Bascompte, ecólogo de la Estación Biológica de Doñana y experto y pionero en la aplicación de modelos matemáticos a la ecología, es uno de los autores de este trabajo. “Hemos comparado los cambios climáticos del pasado, de los que tenemos conocimiento gracias a los señales que han dejado en el terreno y en los fósiles, con datos de lo qué está pasando hoy a escalas más pequeñas, y con predicciones teóricas. Todo ello nos dice que hayindicios de que nos aproximamos peligrosamente a un punto de inflexión a escala planetaria, a un cambio brusco de nuestra biosfera, que puede provocar cambios para los que seguramente no estamos preparados”, nos comenta Jordi.

Así pues, los indicios existen y están muy fundamentados. Lo que este equipo de investigadores reclama es más investigación para poder mejorar nuestra capacidad de predecir estos cambios, y para poder entender como la acción humana los condiciona. El objetivo, claro está, es poder actuar para parar o como mínimo mitigar el impacto que un cambio como este tendría sobre la biodiversidad del planeta, y más específicamente sobre los humanos.

 

Imatge de Jordi Bascompte

Predecir con más precisión y detalle estos cambios pasa para mejorar nuestros modelos a partir de entender mejor como reaccionó la biosfera en otros momentos, cuando también sufrió cambios rápidos de las condiciones ambientales o a medida que el aumento de la población humana fue exponencial. Sin esta investigación es imposible saber como de cerca estamos de este punto de no retorno, y de si estamos a tiempo de hacer algo para impedirlo.

Reconstrucció del cap de Globidentosuchus brachyrostris, una de les noves espècies descrites. Jorge A. Gonzalez

Hace 9 millones de años en América del Sur vivían hasta 14 especies de cocodrilos, 7 de las cuales compartían la misma zona geográfica, un fenómeno nunca observado en especies actuales. Paleontólogos de la Universidad de Zurich con la participación del investigador del ICP Massimo Delfino, publican el hallazgo este martes en la revistaNature Communications. El estudio también describe la extinción de todas estas especies hace 5 millones de años, probablemente como consecuencia de cambios en el recorrido del curso del agua durante el levantamiento de los Andes. En esta investigación también se han descrito dos especies de cocodrilo nuevas para la ciencia.

Actualmente, las zonas con mayor diversidad de cocodrilos del mundo son el norte de Suramérica y el Sudeste asiático, donde viven hasta seis especies de aligátor y cuatro especies de cocodrilo verdadero. A pesar de esta elevada diversidad, sólo dos o tres especies se encuentran habitualmente en una misma área. El estudio publicado este martes en la revista Nature Communications describe un panorama completamente distinto hace entre 9 y 5 millones de años, cuando en el delta del Amazonas y del Urumaco había hasta catorce especies de cocodrilo y por lo menos siete de ellas compartían el mismo espacio.

En este estudio, liderado por Marcelo Sánchez y Torsten Scheyer de la Universidad de Zurich y en el que ha participado Massimo Delfino, investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y de la Universidad de Torino, los paleontólogos también han descrito dos nuevas especies para la ciencia: Globidentosuchus brachyrostris, un caimán que presentaba unos dientes esféricos y Crocodylus falconensis, un cocodrilo que podía llegar a los 4 metros de longitud. Aunque habitualmente en lenguaje coloquial nos referimos a estos animales como "cocodrilos", en realidad se trata de un grupo formado por varias familias: los crocodílidos (a la que pertenecen los verdaderos cocodrilos), los aligatóridos (que comprende los caimanes y los aligatores) y los gaviálidos (caracterizados por un hocico muy largo y estrecho y que actualmente sólo se encuentran en el sudeste asiático).

 

Reconstrucció de diverses espècies de cocodrils del Miocè. Jorge A. Gonzalez

Los investigadores han constatado la presencia de formas muy diferentes de las mandíbulas de estos animales del Mioceno, lo que se interpreta como especializaciones a una determinada dieta. Los gaviales fósiles se alimentaban de peces y ocuparon un nicho ecológico que, al extinguirse, fue ocupado por los delfines. Los dientes esféricos de Globidentosuchus brachyrostris se asocian a una alimentación basada en caracoles o cangrejos, mientras que los grandes cocodrilos, que podían llegar a los 12 metros de longitud, se alimentaban de tortugas, grandes roedores y otros cocodrilos pequeños. Esta elevada especialización en la alimentación les permitía ocupar las mismas zonas sin competir por los recursos.

Toda esta diversidad de especies de cocodrilos en el Amazonas y en el Urumaco (un río que actualmente no existe y que desembocaba en el Golfo de Venezuela) desapareció hace 5 millones de años con la extinción de todas las especies de cocodrilos de la zona. La elevación de los Andes modificó el curso de los ríos, de modo que el Amazonas dejó de desembocar en el Caribe para hacerlo más al sur, en las aguas más frías del Atlántico. Pese a que la destrucción del hábitat supuso la extinción de los cocodrilos, también permitió la emergencia de la biodiversidad actual de las zonas del Orinoco y el Amazonas.

+ info: Scheyer, T. M., Aguilera, O. A., Delfino, M., Fortier, D.C., Fortier, A. A., Sánchez, R., Carrillo-Briceño, J.D., Quiroz, L., Sánchez-Villagra, M.R. (2013). Crocodylian diversity peak and extinction in the late Cenozoic of the northern Neotropics. Nature Communications. http://dx.doi.org/10.1038/ncomms2940

 

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