Las islas son unos laboratorios naturales excepcionales para el estudio de la evolución. Las características de aislamiento geográfico que dificulta las migraciones de las especies, la limitación del espacio físico que a menudo impide la presencia de depredadores (que requieren grandes extensiones de terreno para cazar) o la limitación de los recursos alimenticios de los ecosistemas insulares, configuran unos patrones evolutivos comunes en las faunas que viven en ellas. Uno de estos fenómenos es el enanismo o el gigantismo; muy a menudo en las islas observamos especies más grandes o más pequeñas que sus homólogas continentales, especialmente en cuanto a mamíferos y dinosaurios.
A mediados del siglo XIX, Charles Darwin y Alfred Wallace ya se interesaron por este fenómeno tras sus periplos por varias islas del mundo, y de dónde obtuvieron evidencias que posteriormente les permitirían proponer la Teoría de la Evolución. En 1973, basándose en los trabajos anteriores de Foster, el biólogo evolutivo Leigh Van Valen acuñó el término “island rule” (a menudo traducida como 'ley insular' o 'efecto isla') que constataba la tendencia al gigantismo o al enanismo de las especies que evolucionaban en las islas.
Una de las especies emblemáticas de esta 'efecto isla' es el elefante enano de Sicilia, Palaeoloxodon falconeri. Se trata de una especie extremadamente pequeña en comparación con las especies de elefantes actuales, medía aproximadamente un metro de altura y tenía un peso de unos 250 kilos. Vivió en Sicilia durante el Pleistoceno, hace entre 500.000 y 200.000 años y se conoce por los restos fósiles que se han encontrado en distintos yacimientos de la isla. P. falconeri es un descendiente de la especie continental P. antiquus, de tamaño mucho mayor (hasta cinco metros de altura en la cruz y 5 toneladas de peso).
Ahora, un artículo publicado en Scientific Reports liderado por personal investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), centro adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en colaboración con distintas instituciones internacionales de investigación describe las características de la historia vital (o 'life history', que es el término habitualmente utilizado) de esta especie. Este concepto hace referencia a las características de los distintos eventos que suceden durante el ciclo vital de un animal, como su tasa de crecimiento, la edad de madurez sexual o la longevidad. El estudio concluye que el elefante enano de Sicilia crecía a un ritmo muy lento, alcanzaba la madurez sexual alrededor de los 15 años y tenía una esperanza de vida larga, de al menos 68 años.
"Tradicionalmente se había considerado que esta especie tenía un desarrollo rápido, que llegaba precozmente a la madurez sexual y tenía una vida corta", explica Meike Köhler, investigadora del ICP y profesora ICREA que lidera la investigación. "Nuestro trabajo demuestra que la historia vital de este elefante era mucho más lenta", concluye.
El equipo de investigación ha analizado la paleohistología ―la estructura interna de los fósiles― de los molares y defensas (lo que popularmente llamamos 'colmillos') de esta especie. “Los distintos eventos del ciclo vital de un organismo quedan registrados en sus huesos, como lo que sucede con las anillas de crecimiento que observamos en los troncos de los árboles”, explica Köhler. Los fósiles se cortan en láminas delgadas de un grosor aproximado de 0,1 mm y se analizan bajo el microscopio las líneas de paradas de crecimiento o LAGs (acrónimo en inglés de 'Lines of Arrested Growth') que permiten identificar los períodos de crecimiento y latencia del animal.
MicroCT d’un tall transversal d’una defensa de P. falconeri on s’observen les línies d’aturades de creixement
De forma general, las especies continentales pequeñas tienden a tener historias vitales más aceleradas: crecen rápido, se reproducen temprano y mueren jóvenes. "Pero en las islas ocurre todo lo contrario", explica el coautor de la investigación Salvador Moyà, investigador del ICP y profesor ICREA. A diferencia de lo que ocurre en los continentes, el cambio de tamaño corporal de las especies que viven en las islas no está asociado a una historia vital más rápida. "Hemos comprobado que el elefante enano de Sicilia tenía una historia vital mucho más lenta que su taxón hermano P. antiquus y que el enorme elefante africano de sabana", dice Moyà. “El ritmo lento de este animal es la clave de su longevidad. ¡Quizás los humanos podríamos aprender algo de ellos!”, bromea Moyà.
Además de Moyà y Köhler, el equipo de investigación está formado por Carmen Nacarino y Josep Fortuny (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont), Victoria Herridge (Earth Sciences Natural History Museum, Londres), Blanca Moncunill (Università degli Studi Roma Tre), Antonietta Rosso y Rossana Sanfilippo (Università di Catania) y Maria Ritta Palombo (Sapienza University of Rome).
Imagen principal. De izquierda a derecha, tamaño relativo de un ejemplar macho, una cría y una hembra de Palaeoloxodon falconeri en comparación con un humano de 180 cm de altura. (Autor: Asier Larramendi, bajo licencia CC BY-NC publicada originalmente en doi:10.4404/hystrix-26.2-11478)
Artículo original:
- Köhler, M., Herridge, V., Nacarino-Meneses, C., Fortuny, J., Moncunill-Solé, B., Rosso, A., Sanfilippo, R., Palombo, M. R., Moyà-Solà, S. (2021). Palaeohistology reveals a slow pace of life for the dwarfed Sicilian elephant. Scientific Reports. DOI: 1038/s41598-021-02192