El investigador del ICP Jan van Dam se encuentra actualmente terminando un trabajo de campo en la Cuenca de Teruel, junto con el paleontólogo holandés Dr. Karel Steensma, donde estudian los cambios sedimentarios en las zonas fosilíferas de antiguos entornos lacustres. Desde allí, nos explica qué miden y qué esperan aprender.
Bueno, la verdad es que las técnicas de estudios estratigráficos han mejorado, y mucho, recientemente. Nosotros ahora estamos trabajando sobre los sedimentos del Vallesiano, muy completos en esta parte de la cuenca, y que se datan gracias a la descripción estratigráfica de la Cuenca del Vallès-Penedès hecha por Miquel Crusafont y sus colaboradores en los años 50 y 60 del siglo pasado. Hablamos de edades de hace entre 11,1 y 8,7 millones de años.
Sabemos, por el registro fósil, que muchas especies de mamíferos, incluidos primates, se extinguieron en esta época. La hipótesis principal es que esta extinción se debió a un importante cambio climático -con más frío y menos precipitaciones. Y eso es lo que estamos intentando entender mejor: ver si una nueva aproximación estratigráfica nos permite hacer correlaciones más estrechas entre los momentos en que se producen las extinciones y en que se produce el cambio climático.
Y os preguntaréis cómo lo hacemos. Pues utilizando una nueva metodología desarrollada por colegas de la Universidad de Utrech (Países Bajos), que han demostrado que podemos datar mejor los lechos estratigráficos conociendo bien los ciclos astronómicos, determinados por intervalos de tiempo bien definidos en el ángulo y dirección (oblicuidad y precesión) del eje de la tierra, así como de la forma de la órbita alrededor del Sol (excentricidad). Comparando el número de estos ciclos que observamos en el campo con las duraciones de los intervalos calculados con técnicas paleomagnéticas, que utilizan como medida de tiempo los cambios en el campo magnético terrestre, podemos llegar a datar los sedimentos con una precisión de ¡unos 10.000 años! Puede parecer mucho, pero imaginad qué significa datar con intervalos de 10.000 años cosas que pasaron hace unos 10 millones años. ¡Estamos hablando de un factor 1.000!
Nuestro objetivo es poder datar los registros fósiles de esta cuenca con más precisión, para poder compararlos con las dataciones sobre el cambio climático producido también en esta época, y que conocemos bien gracias a estudios realizados en perforaciones marinas. Todo ello nos debe ayudar a ver si realmente la extinción del Vallesiano pasa paralelamente a los cambios climáticos que la podrían haber causado.