Reconstrucció d'en Jordi exposada al Museu de l'ICP a Sabadell.

Investigadores del ICP publican esta semana en la prestigiosa revista “Journal of Human Evolution” una cuidada reconstrucción del paleoambiente en el que vivió el homínido fósil Hispanopithecus laietanus, conocido popularmente como Jordi. Esta investigación se adentra en las causas que llevaron a la extinción a los homínidos que poblaron Europa durante el Mioceno, hace entre 15 y 9 millones de años. Los restos fósiles de este primate encontrados en Catalunya son los más modernas que se conocen de Europa occidental, y por lo tanto son importantes para entender la extinción de los grandes antropomorfos europeos durante el Mioceno superior.

 

Los restos fósiles vegetales recuperados en las excavaciones hechas por un equipo del ICP en Can Llobateres (Sabadell) durante el verano de 2010 tienen un buen grado de conservación y son más diversas que las conocidas hasta ahora. Este yacimiento, descubierto en 1926, es conocido internacionalmente porqué se han recuperado los restos fósiles más completos del homínido Hispanopithecus laietanus, correspondientes al esqueleto parcial de un macho adulto que Salvador Moyà y su equipo bautizaron como Jordi. Los restos botánicos pertenecen a capas fosilíferas cercanas a donde se han encontrado los restos de homínidos, cosa que ha permitido recuperar muchos datos sobre el paleoambiente en el que vivió este primate. Los resultados los recoge el artículo ‘The paleoenvironment ofHispanopithecus laietanus as revealed by paleobotanical evidence from the Late Miocene of Can Llobateres 1 (Catalonia, Spain)’, publicado ahora online, que firman el experto en paleobotànica Josep Marmi y otros investigadores del ICP.

 

Diorama de la zona de Can Llobateres durant el Miocè, en l'època en la que va viure Hispanopithecus.

Entre los restos de plantas recuperadas, destacan helechos, palmeras, carrizo y otras plantas herbáceas acuáticas, así como un tipo de laurel y también restos de zumaque. Este conjunto fósil ha permitido a los investigadores hacer una reconstrucción del paleoambiente en el que vivió Hispanopithecus, mucho más cuidada del que habían logrado estudios previos. La investigación nos muestra un hábitat entre tropical y subtropical que, debido a los cambios climáticos acontecidos más avanzado el Mioceno, vería poco a poco reducidos los elementos tropicales y, por lo tanto, sufriría cambios importantes en la vegetación. Este cambios son, precisamente, los que explicarían la extinción deHispanopithecus hace más de 9 millones de años. 

Los homínidos euroasiáticos, originados a partir de ancestros africanos que se dispersaron hacia Europa y Asia hace unos 15 millones de años, experimentaron en estos continentes una importante radiación adaptativa. Algunos millones de años más tarde, sin embargo, y debido a cambios climáticos y el consecuente cambio en la vegetación, empezó su declive. Inicialmente, se extinguieron los homínidos del oeste y el centro de Europa (como Hispanopithecus), hace poco más de 9 millones de años — con la excepción de Oreopithecus, que habitó en un archipiélago que definen las actuales Toscana y Cerdeña, y que se extinguió hace unos 7 millones de años. Posteriormente, se extinguieron las formas del este de Europa y, progresivamente, de Asia, donde los orangutanes de las islas de Sumatra y Borneo son actualmente los últimos representantes de la radiación eurasiàtica de los homínidos. 

El registro fósil de los hominoideos de Catalunya, dado el número de especies representadas y su alcance temporal, tiene por lo tanto una gran importancia para entender no sólo la radiación de los homínidos en Europa, sino también los factores que determinaron su posterior extinción. Y Hispanopithecus es, hasta donde sabemos, el último de esta saga.

Hispanopithecus, un primate de clima subtropical

 

La riqueza de la megaflora recuperada en las excavaciones de 2010, así como también los restos de higos fósiles encontrados a mediados del siglo pasado, nos permiten hacer una reconstrución paleoambiental muy cuidada de la región donde vivía Jordi. Según los investigadores del ICP nos encontramos con un paisaje que presentaría un mosaico de zonas boscosas más húmedas y cercanas a masas de agua típicas de climas subtropicales (donde viviríaHispanopithecus) y zonas arboladas más abiertas y con una mayor proporción de árboles caducifolios debido a una mayor estacionalidad.

 

 Algunes de les restes fòssils trobades recentment a Can Llobateres (a l'esquerra) i de les figues fòssils trobades en excavacions del segle passat.

Las plantas recuperadas nos indican una área pantanosa con carrizo, palmeras, helechos, lauráceas de hoja perenne y ficus arbóreos, lo cual es consistente con el registro faunístico de este yacimiento, típico de ambientes forestales húmedos. Hispanopithecus habría preferido las áreas húmedas de las zonas bajas, donde podía encontrar frutos durante todo el año. 

De hecho, este ambiente habría sido más común en la Cuenca del Vallès-Penedès entre hace 12 y 9,6 millones de años, pero cambios climáticos posteriores hicieron desaparecer los elementos tropicales, dando lugar a un dominio de árboles caducifolios también en las zonas húmedas. Esto habría dejado a Hispanopithecus sin suficiente alimento durante la estación desfavorable, en última instancia conduciéndolo a la extinción. 

Estos mismos factores estuvieron implicados en la extinción de otros homínidos europeos, a pesar de que dada la complejidad de los cambios paleoambientales locales asociados al cambio climático habría otros factores a tener en cuenta, sobre todo en Europa oriental y Asia.

Can Llobateres, yacimiento de referencia del Mioceno catalán

El yacimiento paleontológico de Can Llobateres, en Sabadell, es uno de los más ricos de todo el Neógeno europeo con más de 70 especies de mamíferos registradas. A nivel internacional, sin embargo, lo que le ha dado más reconocimiento es el hallazgo de los restos más completos del primate hominoideo Hispanopithecus laietanus, conocido popularmente como Jordi. 

Entre los restos fósiles recuperados hay moluscos terrestres y de agua dulce, así como un gran número de vertebrados terrestes y, sobre todo, micro- y macromamíferos. Entre estos últimos destacan el équido Hippotherium, cuatro especies de rinocerótidos, cuatro suidos y diferentes rumiantes, así como también una gran diversidad de carnívoros (fèlidos, hiénidos, úrsidos y mustélidos, entre otros), a los cuales hay que añadir el hominoideo fósil Hispanopithecus.

 

Crusafont i els seus col·laboradors excavant a Can Llobateres.

El yacimiento fue descubierto en 1926 por Miquel Crusafont y Ramon Arquer, durante la construcción de la carretera de Sabadell a Mollet. Las prospecciones iniciales junto con los restos recuperados durante la explotación de una cantera de arcillas condujeron a excavaciones sistemáticas a partir de 1958. Aquel mismo año se recuperaron los primeros restos de hominoideos fósiles. Las colecciones clásicas incluían ya, por lo tanto, restos dentales deHispanopithecus, pero no fue hasta la década de 1990 cuando un equipo liderado por Salvador Moyà, actual director del ICP y entonces investigador del Instituto Paleontológico de Sabadell, recuperó un cráneo y esqueleto parciales de esta especie. Estos restos son los conocidos como Jordi.

Después de más de una década sin excavar, en 2010 el ICP retomó los trabajos de campo bajo la dirección del investigador David M. Alba. El objetivo era recuperar nuevos restos de Hispanopithecus, pero también otros restos que permitieran un estudio tafonómico y paleoambiental. El trabajo publicado representa los primeros resultados de la investigación basada en estas últimas excavaciones, a pesar de que los resultados del año 2011 seguro que pronto nos darán nuevas sorpresas.

 + info Marmi, J., Casanovas-Vila, I., Robles, J.M., Moyà-Solà, S. & Alba, D.M. The paleoenvironment of Hispanopithecus laietanus as revealed by paleobotanical evidence from the Late Miocene of Can Llobateres 1 (Catalonia, Spain). Journal of Human Evolution.

 

Interior de la cova de Liang Bua. Hanneke Meijer.

Hanneke Meijer, investigadora asociada del ICP, ha publicado el primer estudio exhaustivo de las aves que habitaron en la Isla de Flores (Indonesia) donde en 2003 se encontró Homo floresiensis, también conocido como el Hombre de Flores o "hobbit" debido a su estatura. El artículo publicado en línea en el Journal of Vertebrate Paleontology identifica un total de 579 individuos entre los que destacan un marabú gigante y una especie de buitre ya extinguida. El trabajo describe diferencias entre las faunas de aves del Pleistoceno y el Holoceno, que los investigadores interpretan como consecuencia de un cambio climático y de la llegada de los humanos modernos en la isla.

Liang Bua es una impresionante cueva caliza de la isla de Flores, en Indonesia, que desde hace años está proporcionando una diversidad de fósiles espectacular entre las que destaca una especie de elefante pigmeo, dragones de Komodo, diferentes especies de ratas y de murciélagos y, quizás el más conocido de todos, un pequeño homínido que fue bautizado como el Hombre de Flores, Homo floresiensis. El estudio de estas enigmáticas especies a menudo han impedido que se conozcan otros grupos faunísticos muy relevantes, como es el caso de las aves, un grupo con requerimientos específicos de su hábitat, de modo que su presencia en el registro fósil puede aportar información sobre el tipo de ambiente que había en el pasado.

Hanneke Meijer, investigadora posdoctoral Beatriu de Pinós del departamento de faunas del Neógeno y Cuaternario del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), ha publicado en la revista Journal of Vertebrate Paleontologyel estudio más exhaustivo realizado hasta ahora de las aves que habitaron en esta en la Isla de Flores durante el Pleistoceno. En el artículo, los investigadores clasificaron un total de 579 huesos de aves hasta el menor nivel taxonómico posible y asignaron 244 de estos restos a especies de aves no paseriformes (los paseriformes son las aves que popularmente llamamos "pájaros" o “aves canoras”) de 13 familias diferentes. Un 80% de las especies del Pleistoceno identificadas en el estudio aún se encuentran hoy en día en la isla, mientras que el resto corresponde a especies extintas.

 

Ossos d'ocells trobats a la cova. Hanneke Meijer.

La presencia durante el Pleistoceno de loros, vencejos, palomas, lechuzas, gavilanes o martines pescadores, entre otras especies, sugiere una diversidad de hábitats importante alrededor de la cueva en el pasado, que incluía desde bosques húmedos a prados, pasando por zonas con masas de agua como ríos o lagos y algunas zonas con bosques más abiertos. Entre las aves no paseriformes descritas en este artículo, destacan algunas especies de tamaño muy grande, como Leptoptilos robustus, un marabú gigante que podía llegar a casi los 2 metros de altura o el buitreTrigonoceps sp., lo que supone la primera evidencia de la presencia de buitres en Wallacea, la zona que comprende varias islas entre Asia y Oceanía y que es una de las áreas con mayor biodiversidad del mundo. Estos grandes carroñeros podrían haber competido entre ellos por los restos de los elefantes pigmeos que se han encontrado en el interior de la cueva, probablemente trasladados hasta allí por Homo floresiensis.

Reconstrucció a escala del marabú gegant i Homo floresiensis. Copyright NCB Naturalis/Inge van Noortwijk

Los investigadores también han detectado un cambio en las especies representadas en el registro fósil entre el Pleistoceno superior (hasta hace unos 10.000 años) y el Holoceno (desde hace 10.000 años hasta el actualidad). Al final del Pleistoceno superior, la cantidad de especies asociadas a zonas de humedales y los ambientes más húmedos disminuye. Algunas especies, como el marabú gigante L. robustus o el buitre Trigonoceps sp. desaparecen del registro fósil en esa época, mientras que otros, como la paloma imperial o la tórtola de doble collar aparecen sólo durante el Holoceno. Aunque estos cambios podrían reflejar un cambio en las condiciones locales, coincide con un cambio climático que se produjo al final del Pleistoceno, hace unos 30.000 años y que habría provocado un cambio de bosques monzónicos tropicales hacia bosques más secos y más abiertos. Esta disminución de determinadas especies, podría estar relacionada con la llegada de los hombres modernos en la isla.

Imatge actual d'una vall propera a la cova de Liang Bua. Hanneke Meijer.

Paralamente a la publicación del articulo en la revista científica, el blog de la revista de divulgació científica Scientific American publicó un article de Hanneke Meijer donde cuenta su experiencia en las exacavaciones de Liang Bua desde un punto de vista más personal. .

+ info: Hanneke J. M. Meijer , Thomas Sutikna , E. Wahyu Saptomo , Rokhus Due Awe , Jatmiko , Sri Wasisto , Helen F. James , Michael J. Morwood & Matthew W. Tocheri (2013): Late Pleistocene-Holocene non-passerine avifauna of Liang Bua (Flores, Indonesia), Journal of Vertebrate Paleontology, 33:4, 877-894.http://dx.doi.org/10.1080/02724634.2013.746941

 

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