A finales de la década de 1950, el yacimiento de Suterranya-Mina de lignit (ubicado en la comarca del Pallars Jussà, provincia de Lleida) era una mina explotada para el carbón. En aquella época, Josep Montané trabajaba en la mina, donde recogió varios fósiles, incluyendo un fragmento de cráneo similar al de un cocodrilo. El fósil quedó olvidado hasta que en el año 2023 este ejemplar (que ahora forma parte de la colección del Museu de la Conca Dellà de Isona), fue finalmente estudiado por Riccardo Rocchi (Universidad de Bolonia) y Bernat Vila (Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y Museu de la Conca Dellà).
Después de analizarlo, los investigadores han determinado que este fragmento de cráneo pertenecía a un ejemplar de la familia de los alodaposúquidos, un grupo de cocodriliformes hoy extinto que fue muy abundante durante el Cretácico superior en Europa. Los cocodriliformes comprenden varios grupos de "cocodrilos", tanto las formas actuales como sus antepasados.
Si bien en 2015 ya se describió una especie de alodaposúquido (Allodaposuchus palustris) en yacimientos cercanos y contemporáneos a Fumanya (Berguedà), el ejemplar recientemente descrito en Suterranya-Mina de lignit no parece pertenecer a esta especie, sino que comparte más similitudes con Allodaposuchus subjuniperus, una especie conocida solo en yacimientos más jóvenes del Pirineo aragonés. Concretamente, el fósil estudiado y esta especie comparten algunas características de la región entre las órbitas. A partir de un documento inédito que ahora ha salido a la luz, los investigadores han descubierto que Josep Montané también encontró unos dientes asociados al cráneo que fueron atribuidos a la especie Allodaposuchus subjuniperus.
A pesar de todas estas evidencias, la naturaleza fragmentaria de los restos no permite atribuirlos de forma concluyente a Allodaposuchus subjuniperus, pero sí se puede afirmar que indudablemente no pertenecen a la otra especie conocida, Allodaposuchus palustris.
Esta hallazgo abre un escenario donde al menos dos especies diferentes de alodaposúquidos posiblemente coexistían en el mismo ecosistema costero del Cretácico superior, reforzando la interpretación de que estas áreas representaban un hábitat con una biodiversidad notablemente rica, incluyendo cocodriliformes, dinosaurios, tortugas, peces, plantas y muchos otros organismos que formaron una compleja red ecológica pocos millones de años antes de la gran extinción masiva que supuso la desaparición de todos los dinosaurios no aviares y, con ellos, el final del Mesozoico.
El yacimiento de Suterranya-Mina de lignit se formó hace 70 millones de años en un entorno costero salobre, que formaba parte de las costas de la isla iberoarmoricana del archipiélago correspondiente a la Europa actual. El paleoambiente donde vivieron estos cocodrilos era una laguna cercana al mar, con una mezcla de aguas marinas y otras que llegaban del continente, con una vegetación abundante que posteriormente favorecería la producción de carbón (lignito).
Imagen principal: En la parte superior, en el centro, se muestra el fragmento del cráneo fósil del ejemplar de Suterranya-Mina de lignit (vista dorsal). Al lado, a la derecha, la ubicación del fósil en el cráneo (vista dorsal). En primer plano, cocodrilo marino (Crocodylus porosus) actual en la arena (de Pexels bajo licencia CC0 1.0).
Artículo original:
- Rocchi, R., & Vila, B. (2024). New eusuchian cranial remains from the Upper Cretaceous of the southern Pyrenees. Historical Biology, 1–9. DOI: 1080/08912963.2024.2350551