Una Salamandrina perspicillata. Fotografia de M. Sassoè de la Università di Torino.

La revista Palaeogeography, Palaeoclimatology, Palaeoecology ha publicat un estudi que posa l’accent en les correlacions entre els fenòmens climàtics dels últims 3-4 milions d'anys i la distribució actual d’amfibis i rèptils a l’Europa mediterrània. Un equip internacional amb la participació de l'Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) assenyala que l’alta humitat relativa de la península italiana va permetre que alguns amfibis hi trobessin un acollidor refugi per a sobreviure; mentre que, períodes de fred extrem no van permetre la supervivència de certs rèptils que avui dia encara es troben a la península Ibèrica i els Balcans, però no a la Itàlica. 

Los cambios climáticos ocurridos entre hace doce y cinco millones de años tuvieron efectos drásticos sobre las comunidades de roedores del suroeste europeo. El resultado fue una diferenciación latitudinal entre comunidades dominadas por especies adaptadas a ambientes áridos en las regiones del interior peninsular y húmedos en la costa mediterránea de lo que hoy son Cataluña y Francia, según un estudio liderado por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) que ha analizado más de un centenar de yacimientos fósiles de la península Ibérica y el sur de Francia.

Els canvis climàtics que van succeir fa entre dotze i cinc milions d'anys van tenir efectes dràstics sobre les comunitats de rosegadors del sud-oest europeu. El resultat va ser una diferenciació latitudinal entre comunitats dominades per espècies adaptades a ambients àrids en les regions de l'interior peninsular i humits a la costa mediterrània del que avui són Catalunya i França, segons un estudi liderat per la Universitat Complutense de Madrid (UCM) i l'Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) que ha analitzat més d'un centenar de jaciments fòssils de la península Ibèrica i el sud de França.

Portada de la revista Nature

Un equipo internacional de 22 investigadores publicaba el jueves en la revista Nature un artículo que alerta a políticos y a la sociedad en general de que podríamos estar a un paso de un cambio repentino en la biosfera, con consecuencias destructivas para la biodiversidad del planeta. Este trabajo se sustenta en el conocimiento de los diferentes cambios climáticos que ha sufrido la Tierra en millones y millones de años, obtenido gracias a la investigación paleontológica.

 

  El paleontólogo Anthony D. Barnosky encabeza a un equipo de investigadores internacionales en un trabajo que fundamenta en datos e investigación el riesgo de que la acción humana pueda estar empujando la Tierra hacia cambios irreversibles en la biosfera: una reducción de la biodiversidad del planeta y cambios en las condiciones ambientales que podrían poner en peligro a la industria pesquera, la agricultura o el abastecimiento de agua, son sólo algunas de las posibles consecuencias. El artículo se publica en Nature justo unos días antes de que la comunidad política internacional se reúna en Río de Janeiro en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río+20.

 

Imatge de la Terra

Jordi Bascompte, ecólogo de la Estación Biológica de Doñana y experto y pionero en la aplicación de modelos matemáticos a la ecología, es uno de los autores de este trabajo. “Hemos comparado los cambios climáticos del pasado, de los que tenemos conocimiento gracias a los señales que han dejado en el terreno y en los fósiles, con datos de lo qué está pasando hoy a escalas más pequeñas, y con predicciones teóricas. Todo ello nos dice que hayindicios de que nos aproximamos peligrosamente a un punto de inflexión a escala planetaria, a un cambio brusco de nuestra biosfera, que puede provocar cambios para los que seguramente no estamos preparados”, nos comenta Jordi.

Así pues, los indicios existen y están muy fundamentados. Lo que este equipo de investigadores reclama es más investigación para poder mejorar nuestra capacidad de predecir estos cambios, y para poder entender como la acción humana los condiciona. El objetivo, claro está, es poder actuar para parar o como mínimo mitigar el impacto que un cambio como este tendría sobre la biodiversidad del planeta, y más específicamente sobre los humanos.

 

Imatge de Jordi Bascompte

Predecir con más precisión y detalle estos cambios pasa para mejorar nuestros modelos a partir de entender mejor como reaccionó la biosfera en otros momentos, cuando también sufrió cambios rápidos de las condiciones ambientales o a medida que el aumento de la población humana fue exponencial. Sin esta investigación es imposible saber como de cerca estamos de este punto de no retorno, y de si estamos a tiempo de hacer algo para impedirlo.

Las voces que piden conocer más y mejor el registro fósil para poder entender qué está pasando hoy, y tener datos en los que fundamentar políticas medioambientales más eficientes, son cada vez más claras y numerosas. Esta relación entre el pasado y el presente, y sobre todo el futuro, es una línea de investigación en auge.

El Grupo de Investigación en Paleobiología del ICP está desarrollando líneas de investigación muy innovadoras, que se adentran en las tendencias evolutivas de las diferentes especies de mamíferos a la extinción o la adaptación ante cambios climáticos u otras situaciones con importantes restricciones de recursos -como es el caso de ecosistemas insulares.

Hace pocos días uno de los investigadores de este grupo, Xavier Jordana, participó en la 86 ª Conferencia Anual de la Sociedad Alemana de Mastozoología que llevaba por título "The PAST, PRESENT and FUTURE of mammalian DIVERSITY". Los organizadores, un grupo de genetistas expertos en biología de la conservación del Instituto de Investigación Senchenberg (Museo de Historia Natural de Frankfurt) habían invitado a algunos paleontólogos a presentar sus trabajos. Hasta aquí ninguna sorpresa, porque es conocido que la paleontología nos ayuda a conocer la diversidad de las especies extintas. Pero, el investigador del ICP X. Jordana había sido invitado a presentar su trabajo en la sesión del jueves, dedicada a los aspectos actuales de la diversidad de mamíferos. A hablar, en definitiva, de cómo a partir del conocimiento de los ciclos vitales de los mamíferos extintos y actuales, podemos saber si las poblaciones actuales están preparadas para hacer frente a los cambios medioambientales presentes y futuros.

 

En Xavier Jordana durant la presentació al Congrés Anual de la Societat Alemanya de Mastologia.

P: Xavier, ¿por qué crees que os invitaron a un congreso como este y, especialmente, por qué tu charla se incluye en la investigación sobre los mamíferos actuales?

Cada vez son más los investigadores dedicados a la biología de la conservación de los mamíferos que creen queel conocimiento de los ciclos de vida de los animales es un factor determinante para llevar a cabo políticas efectivas de conservación de especies en riesgo de extinción. Y lo que nosotros hacemos en el Grupo de Investigación en Paleobiología está muy relacionado con este tema. Es decir, con entender las adaptaciones evolutivas de los ciclos de vida de los mamíferos a partir del registro fósil. Nuestro grupo es pionero en la reconstrucción de las características vitales y fisiológicas de los mamíferos fósiles. Sin embargo, no nos quedamos solo en el estudio del pasado, sino que lo queremos aplicar al presente y al futuro. Recientemente, hemos publicado un artículo en la prestigiosa revista Nature donde mostramos cómo se pueden conocer algunas características fisiológicas y del ciclo vital de los mamíferos actuales, características de gran importancia para su supervivencia como por ejemplo la edad de reproducción o la longevidad, a partir de la estructura interna de los huesos largos. Este representa un método alternativo a los habituales programas de monitorización de especies salvajes, que tienen un coste muy alto y requieren de un espacio temporal largo. Este nuevo método puede ser, pues, de gran utilidad para la conservación de las especies en riesgo de extinción.

Hace unos meses nos hacíamos eco en esta web de otro artículo publicado en Nature en el que una veintena de prestigiosos investigadores internacionales reclamaban más investigación para conocer mejor los cambios climáticos que ha sufrido la Tierra hace millones de años, y así mejorar la capacidad de predecir estos cambios y entender si la acción humana puede estar empujando a nuestro planeta hacia cambios irreversibles en la biosfera.

P:
 Xavier, ¿crees que este mensaje ha penetrado ya en la comunidad científica? ¿Están de acuerdo los científicos que la paleontología nos puede aportar claves importantísimas también para la investigación ecológica actual?

Sí, de hecho es un campo emergente, todavía muy nuevo. En los últimos años están surgiendo nuevas áreas de investigación como la Paleobiología de la Conservación o la Ecología Histórica que van en esta dirección. Un ejemplo reciente y claro de este interés en conjuntar esfuerzos entre paleontólogos y ecólogos es el tópico de la última edición de la Conferencia Anual de la Sociedad Alemana de Mastozoología: "Pasado, Presente y Futuro de la diversidad de los mamíferos", en la que fuimos invitados a presentar una comunicación.

P: Hablar de conservación de la biodiversidad va mucho más allá de hablar del número de especies, ¿no? ¿Qué puede decir la paleontología sobre la conservación de la biodiversidad?

La paleontología puede aportar muchas cosas sobre la conservación de la biodiversidad, pero sobre todo puede aportar algo que la investigación en especies actuales no puede, que es el conocimiento sobre las respuestas adaptativas a largo plazo de las especies frente a los cambios ambientales. Este conocimiento nos puede ayudar a predecir qué especies tienen más riesgo de extinción en las condiciones actuales de cambio climático. El registro fósil nos puede informar de la diversidad de las especies en el pasado. Pero si, además, esta información la ponemos en el contexto de los cambios climáticos que han tenido lugar en los últimos millones de años, podemos relacionar las extinciones con el ambiente. Y si a todo esto le añadimos el conocimiento sobre las adaptaciones evolutivas de estas especies, como por ejemplo los cambios en los ciclos vitales, entonces seremos capaces de predecir las tendencias evolutivas frente a los cambios en sus ecosistemas.

Cérvol alpí. Tall histològic d'un fèmur que mostra línies d’aturada en l’escorça interna. Meike Köhler. ICP

P: ¿Sois muchos los que trabajáis en esta dirección?

Pues no. De equipos de paleontólogos que se están especializando en lo que se conoce como la paleobiología de la conservación hay cada vez más. Pero de equipos que se adentren en el estudio del ciclo de la vida de los mamíferos a partir del registro fósil somos muy pocos. Además de nuestro grupo, encabezado por la investigadora ICREA Meike Köhler, está el grupo de Tim Bromage en la Universidad de Nueva York y con menor intensidad el grupo de Jorge Cubode la Universidad Pierre y Marie Curie en París. De hecho, recientemente nos ha sido otorgado un proyecto del Ministerio de Economía y Competitividad para hacer investigación juntos, con otros dos grupos expertos en sistemas insulares, y seguiremos explorando qué nos dice el ciclo de la vida de las especies extintas sobre la diversidad actual de la Tierra.

P: Meike y tú trabajáis juntos, pero podríamos decir que ella conoce mejor los huesos y tú los dientes de los animales fósiles. ¿Qué diferencia hay? ¿En qué medida obtenemos información complementaria, y en qué medida son métodos que nos sirven para contrastar resultados?

Ambos, huesos y dientes, son tejidos duros y por lo tanto nos aportan una información muy similar. Sin embargo, también se complementan. Por ejemplo, el desarrollo de los dientes en los mamíferos sigue patrones muy conservadores, y por lo tanto muestra menos plasticidad (capacidad de cambio) que el esqueleto óseo. Esto hace queel desarrollo dental sea un indicador muy fiable de determinados estadios del crecimiento ontogenético. A modo de ejemplo, la erupción del primer molar está muy relacionada con la edad de destete, y la del tercer molar con el inicio de la edad adulta. En cambio, el hueso es más sensible a los estímulos fisiológicos (internos) y ambientales (externos) como lo demuestra el paro momentánea del crecimiento durante la estación desfavorable, o la drástica reducción de la velocidad de crecimiento del hueso coincidiendo con la edad de reproducción. Lo ideal es disponer de la información de ambos, huesos y dientes, para reconstruir los aspectos fisiológicos y de desarrollo de los animales extintos.

+ info El registro fósil, una necesidad para los biólogos

 

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