Recreació escultòrica dels hominoïdeus del Miocè Pierolapithecus catalaunicus (en primer pla) i Hispanopithecus laietanus (en segon pla) al Museu de l'ICP (Pere Figuerola / © Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont)Un article de revisió publicat a la revista Journal of Human Evolution per David M. Alba, director de l’Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), i Alessandro Urciuoli, investigador postdoctoral ‘Margarita Salas’ de la Universitat Autònoma de Barcelona, repassa l'evolució dels primats hominoïdeus durant el Miocè (entre fa 23 i 5 milions d'anys) des de la perspectiva de les controvèrsies que han envoltat (i encara envolten) les relacions de parentiu entre els membres extints del grup i els seus representants actuals, incloent-hi els humans.

Un estudi revela que la guineu roja actual (Vulpes vulpes) deriva d’una única espècie extinta (Vulpes alopecoides). L’article publicat Quaternary Science Reviews per investigadors de l’Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) i la Universitat de Florència conclou que les restes fòssils dels darrers 4 milions d’anys que fins ara s’havien atribuït a especies diferents d’aquest carnívor corresponen, en realitat, a la mateixa.

El director de l’Institut de Biologia Evolutiva (IBE, CSIC-UPF), investigador ICREA i associat a l’Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) ha rebut una Consolidator Grant del European Research Council (ERC) dotada amb of 1.896.875€ per dur a terme un projecte de recerca de cinc anys per estudiar les diferències genòmiques al llarg del temps dels grans simis antropomorfs.

Un equip internacional d'investigadors ha analitzat l'únic crani fòssil trobat fins l’actualitat de llangardaix gegant de l'illa de la Palma (Canàries) Gallotia auaritae. Mitjançant tomografia computada s'han obtingut precises imatges de l'interior de les restes d'aquest animal que va viure en aquesta illa durant el Pleistocè inferior-mitjà i que han permès determinar les seves relacions de parentiu amb altres espècies de llangardaix gegant insulars i continentals.

La cara d'en Pau davant d'una cara humana.

El conjunto fósil de hominoideos descritos en investigaciones del ICP es una pieza clave en la diferenciación evolutiva de los humanos y los grandes simios antropomorfos. La importancia de estos homínidos, descritos a partir de diferentes investigaciones del Grupo de Investigación en Paleoprimatología y Paleontología Humana del ICP, ha llevado a David M.  Alba a participar en uno de los encuentros científicos internacionales más importantes del momento en este campo, celebrado en el Turkana Basin Institute, en Kenia.

El investigador del ICP, David M. Alba, fue uno de los investigadores invitados al IX Stony Brook Human Evolution Symposium and Workshop, celebrado en Turkana Basin Institute, en Kenia, el pasado mes de agosto. Bajo el tema "Our Ancestor 'Ancestor: the Miocene roots of the Hominin Tree", el comité organizador de este congreso reunió en Kenia a los principales especialistas mundiales en hominoideos fósiles, para profundizar en la comprensión del origen y evolución de los homininis. Los hominoideos son una superfamilia de primates, que incluye la familia de los hilobátidos (gibones) y los homínidos (los grandes simios antropomorfos y los humanos). Los homininis los configuran el género Homo (los humanos) y otros géneros extintos-como Australopithecus o Paranthropus.

El objetivo de las jornadas era favorecer un debate científico intenso para avanzar en el conocimiento de las diferentes etapas evolutivas que nos llevan desde el homininis más antiguos hasta los actuales humanos. David M. Alba, invitado por Richard Leakey, director del Turkana Basin Institute y Catedrático de Antropología de la Stony Brook University, aportaba el conocimiento de los hominoideos del Mioceno medio y superior descritos en investigaciones hechas desde el ICP: Pau, Pierolapithecus catalaunicus de unos 12 millones de años (Ma) de antigüedad; Dryopithecus fontani (12 Ma), Lluc, Anoiapithecus brevirostris (12 Ma), y Jordi, Hispanopithecus laietanus (9 Ma). Este conjunto fósil es clave para entender la etapa evolutiva común a los humanos y los grandes simios antropomorfos. La participación en este encuentro supone un reconocimiento al trabajo del Grupo de Investigación en Paleoprimatología y Paleontología humana del ICP, liderado por Salvador Moyà.

En David M Alba amb Richard i Meave Leakey.

A modo de crónica, David, el primer investigador del ICP en participar en uno de estos encuentros, comenta "ha sido para mí un privilegio poder participar en una reunión científica de esta relevancia, que nos ha permitido contrastar el trabajo que estamos haciendo en nuestro grupo de investigación con algunos de los mejores expertos del mundo. Además, el encuentro se hace en un ambiente distendido, favoreciendo la conversación entre los diferentes participantes, que facilita iniciar discusiones de trabajo que seguro seguiremos en los próximos años ". De hecho, y también en palabras del propio David, "pese a las diferencias de opinión flagrantes en algunos puntos, la atmósfera creada por los organizadores nos permitía entrar en un debate nada dogmático, que encuentro más productivo e interesante que el que a menudo se establece a partir de nuestras publicaciones, que resulta más contundente y polarizado ".

El conjunto de investigadores, una quincena en total, han sido seleccionados por los organizadores de esta serie de encuentros, Richard Leakey, John Fleagle, Frederick Grine, Lawrence Martin y John Shea, que en esta edición contaron con el apoyo de los paleoprimatólogos David Begun y James Rossie. A los investigadores que participan en trabajos de campo se le pidió llevar réplicas de los principales fósiles con los que trabajan, para ilustrar las diferentes opiniones ante las cuestiones que los organizadores proponían debatir.

De las conversaciones y discusiones recogidas este agosto en Kenia se observa el consenso en las líneas evolutivas generales de los hominoideos, pero también el gran desacuerdo sobre la posición filogenética y el estatus taxonómico de determinados fósiles. También destacó la confusión existente actualmente sobre la posición filogenética de los hilobátidos (gibones), que aparentemente presentan un elevado grado de homoplasia (falsa homología). El debate, pues, deberá continuar a partir de hallazgos e investigaciones futuras.

 

http://turkanabasin.org/

Los Stony Brook Human Evolution Workshops responden al objetivo de debatir sobre los grandes temas abiertos en paleoantropología, a partir de poner en común el conocimiento de los investigadores más punteros en estos campos. Los encuentros siempre son en pequeño comité y en escenarios y formatos informales. En anteriores ediciones han trabajado temas como el origen del género Homo, o la diversidad en Autralopithecus.

Restes del polze d'un simi fòssil de Castell de Barberà.

El American Journal of Physical Anthropology publica esta semana en su edición online el trabajo «The Thumb of Miocene Apes: New Insights From Castell de Barberà (Spain)», que firman tres investigadores del ICP y que muestra que las proporciones de la mano humana, especialmente en cuanto a su largo pulgar, son más similares a las proporciones de los simios fósiles que a las de los grandes simios actuales. Los chimpancés, gorilas y orangutanes presentan una mano alargada con un pulgar corto, ya que están adaptados a suspenderse bajo las ramas.

 

A partir de nuevos restos del pulgar de un simio fósil del yacimiento de Castell de Barberà (Barberà del Vallès, Barcelona), los investigadores del ICP Sergio Almécija -actualmente en el Museo Americano de Historia Natural- David M. Alba y Salvador Moyà-Solà publican una investigación que compara la morfología de la mano de los humanos con la de los grandes simios actuales, así como también con la de diferentes especies de simios fósiles. El trabajo que se publica esta semana en la edición online del American Journal of Physical Anthropology se centra en el dedo pulgar, y concluye que el hecho de tener una mano ligeramente corta con un pulgar relativamente largo es una característica primitiva que ya estaba presente en los simios fósiles.

 

 

Reconstrucció 3D de la mà de l'homínid fòssil Pierolapithecus catalaunicus, conegut com a Pau. S'observa que no tenia una mà molt llarga en relació a la llargada del polze, igual que passa amb els humans. Sergio Almécija. ICP

Así pues, el hecho de tener un pulgar largo no estaría directamente relacionado con la evolución de una motricidad fina de las manos, como la que caracteriza a los humanos, sino a la capacidad de los simios fósiles de poder agarrarse a las ramas de los árboles de forma segura mientras caminaban por encima suyo. No fue hasta más tarde que los simios desarrollaron adaptaciones para la ortogradía, la posición erecta del tronco, que permitió a algunos simios desplazarse colgándose de las ramas de los árboles (desarrollando manos largas con pulgares cortos) y a los ancestros de los humanos desarrollar el bipedismo. Gracias al hecho de caminar sobre las extremidades inferiores, las manos fueron liberadas en cuanto a la locomoción, y los humanos hemos podido sacar el máximo provecho del pulgar para manipular objetos.

En general, los primates presentan unas manos a caballo entre adaptaciones basadas en la locomoción y las basadas en la manipulación. En algunos casos, el pulgar no juega un papel importante en los desplazamientos, pero siempre tiene un papel destacado en las actividades de manipulación. Esto hizo pensar durante mucho tiempo que el largo pulgar de los humanos era una adaptación evolutiva ligada a nuestra capacidad de hacer cosas con las manos. Este estudio, sin embargo, muestra que tener un pulgar largo es una condición primitiva, ya presente en los simios fósiles del Mioceno (los primeros homínidos) hace entre 13 y 10 millones de años, que tenían un pulgar relativamente largo, como los humanos. En cambio, parece ser que los simios actuales (que son más grandes que los fósiles) son los que han evolucionado más en este respecto, alargando la mano y reduciendo la longitud del pulgar para poder suspenderse bajo las ramas.

+ info Almécija, S., Alba, D.M. & Moyà-Solà, S. (pubished online, 2012). The Thumb of Miocene Apes: New Insights From Castell de Barbera' (Catalonia, Spain). American Journal of Physical Anthropology.

+ info Sobre Castell de Barberà y ortros hallazgos fósiles

 

Jacques Gauthier amb l'investigador de l'ICP Arnau Bolet, expert del centre en llangardaixos del Cretaci.

 

Jacques Gauthier, profesor de Geología y Geofísica y conservador jefe de Paleontología de Vertebrados y conservador de Zoología de Vertebrados en el Museo Yale Peabody de Historia Natural, vino al ICP para consultar nuestras colecciones. Estaba interesado en nuestros lagartos fósiles, que vivieron hace unos 125 millones de años en el Cretácico temprano.


Jacques Gauthier (JG): Sí, estoy interesado en el registro de lagartos en España debido principalmente al lapso de tiempo que está representado. Los lagartos son principalmente animales terrestres, y el registro fósil del Cretácico temprano en los EEUU es básicamente de sedimentos marinos.  La calidad de preservación de las antiguas capas lacustres es increible, y existen pocos lugares en el mundo que ofrezcan una ventana tan clara al momento en que las raíces de la biodiversidad moderna estaban emergiendo.

Gauthier lidera el grupo "Deep-Scaly" del proyecto "Montaje del Árbol de la Vida", financiado por la Fundación Nacionals para la Ciencia de los EEUU y el que los científicos tratan de profundizar en la arquitectura básica de la genealogía de la vida. Utilizan diferentes tecnologías para reunir todos los datos que puedan aportar información: desde escaneos TC de alta resolución de lagartos fósiles y vivos, a secuencias de ADN, al comportamiento, así como también información sobre cómo y dónde vivieron los lagartos (y las serpientes). ¿Por qué son tan importantes los lagartos?

JG: Estamos interesados ​​en entender cómo ha evolucionado la vida, tanto desde una perspectiva histórica -¿qué sucedió con los lagartos hace 65 millones de años cuando el impacto de un asteroide exterminó a los dinosaurios gigantes?- como desde una perspectiva mecanicista -?¿cómo interaccionaron los genes que regulan la producción de las proteínas para convertir a un lagarto en un serpiente? Una de las cosas importantes es aprender cómo se produjeron las principales transiciones morfológicas: de vivir en el continente a vivir en el océano, desde la vida terrestre a volar, de ser incapaz de correr y respirar al mismo tiempo como es el caso de los lagartos a sí poder hacerlo, como lo hacen los mamíferos. ¿Cómo llegaron los procesos evolutivos a una ballena, a una ave , o a los seres humanos? Los lagartos pueden decirnos muchas cosas sobre estos problemas.

 

 

Reconstrucció d'un llangardaix cretàcic.

El trabajo de este equipo multidisciplinar está mejorando nuestra comprensión de la evolución. Estudiando a los lagartos encontraron lo que parecía ser una contradicción entre dos conjuntos de datos. Una fuerte señal en genes apoyaba un árbol evolutivo de los lagartos, pero una señal igual de potente a partir de la anatomía señalaba a otro árbol evolutivo. Algo estaba mal, ya que no se puede ser simultáneamente padre e hijo de una misma especie, tiene que existir una única genealogía de la vida. Y sin embargo, ¡se encontraron claras evidencias de dos genealogías diferentes! Y en este punto se encuentran trabajando, tratando de averiguar que pasó, ya que este patrón se ha encontrado en otros grupos, por lo general en las ramas más profundas del árbol, que tuvieron lugar muy rápidamente yhace mucho tiempo.

JG: La pregunta es ¿qué nos dice esto acerca de nuestra capacidad para reconstruir la historia de la vida. Hemos probado el método a partir de virus que se alimentan de bacterias. En 72 horas se pueden obtener miles de generaciones, y podemos sacar algunos de ellos y congelarlos: creamos fósiles. Hemos verificado que mirando su ADN podemos reconstruir el verdadero árbol. Esto significa que los métodos utilizados funcionan. ¿Por qué no funcionaron en este caso?

Una mejor comprensión del árbol de la evolución de los lagartos significa también una mejor comprensión de la evolución. Darwin básicamente dijo que la razón por la que uno tiene el aspecto que tiene es porque lo ha heredado de su madre y su padre. Sin embargo, entonces, la pregunta es: ¿por qué no una sola especie que viva en todas las situaciones ecológicas en todo el planeta, un poco como Homo sapiens? ¿Por qué hay tantos tipos de animales vivos?

JG: En la actualidad, se conocen miles de especies de mamíferos. Los mamíferos y los reptiles (incluídas las aves) forman dos de las grandes ramas del árbol de la vida, pero no han compartido un ancestro desde hace 300.000.000 de años. En esa cantidad de tiempo tenemos alrededor de 5.000 mamíferos diferentes, pero en cambio más de 23.000 reptiles. Si han tenido el mismo tiempo para crear especies, ¿por qué tan pocos mamíferos y tantos reptiles? En la actualidad, los reptiles más diversos son los lagartos y las aves (10.000 en cada caso) Existen unas pocas especies de cocodrilos (24), y aunque se parecen más a los lagartos, de hecho están más cercanos a las aves (los dinosaurios vivos). Los cocodrilos, por ejemplo, construyen nidos, protegen a sus crías, cantan para defender su territorio y atraer a su pareja. Desde el punto de vista de la anatomía, ambos pueden respirar mientras corren y tienen pulmones elaborados con el aire circulando en una dirección, y muchas, muchas otras novedades evolutivas. Pero aunque ahora exiten muchas más aves (dinosaurios) que cocodrilos, esto no ha sido siempre así: hace 200 millones de años había el doble de especies de cocodrilos que de dinosaurios. ¿Que sucedió?

Las aves vuelan. ¿Cuál es la forma intermedia entre volar y no volar? Este fue durante mucho tiempo uno de los grandes problemas para los científicos y los no científicos para aceptar la evolución. El otro era aceptar que los humanos somos simios africanos. La respuesta llegó a través del registro fósil de dinosaurios y humanos. Jacques Gauthier fue uno de los primeros en demostrar con datos que las aves son dinosaurios.

JG: Yo, como estudiante graduado, empecé a perseguir a esta pregunta, de cómo las aves encajan en el árbol de la vida. Reuní algunos datos y los analicé con algunos programas diseñados para reconstruir esta historia ... y fue muy fácil. Había un montón de datos que apoyaban que los dinosaurios extintos era formas intermedias entre las formas típicamente reptilianas y las aves. Sabía por mi formación que este era un gran debate: ¿las aves eran o no dinosaurios? ¡Pero era tan fácil obtener la respuesta a esta pregunta para alguien que sabía de lagartos!

Una vez más, la evolución dice: lo que uno parece no siempre lo dice todo sobre lo que uno es.

 + info sobre la investigación en lagartos del Cretáceo en el ICP: Jucaraseps, Scandensia

 

Las voces que piden conocer más y mejor el registro fósil para poder entender qué está pasando hoy, y tener datos en los que fundamentar políticas medioambientales más eficientes, son cada vez más claras y numerosas. Esta relación entre el pasado y el presente, y sobre todo el futuro, es una línea de investigación en auge.

El Grupo de Investigación en Paleobiología del ICP está desarrollando líneas de investigación muy innovadoras, que se adentran en las tendencias evolutivas de las diferentes especies de mamíferos a la extinción o la adaptación ante cambios climáticos u otras situaciones con importantes restricciones de recursos -como es el caso de ecosistemas insulares.

Hace pocos días uno de los investigadores de este grupo, Xavier Jordana, participó en la 86 ª Conferencia Anual de la Sociedad Alemana de Mastozoología que llevaba por título "The PAST, PRESENT and FUTURE of mammalian DIVERSITY". Los organizadores, un grupo de genetistas expertos en biología de la conservación del Instituto de Investigación Senchenberg (Museo de Historia Natural de Frankfurt) habían invitado a algunos paleontólogos a presentar sus trabajos. Hasta aquí ninguna sorpresa, porque es conocido que la paleontología nos ayuda a conocer la diversidad de las especies extintas. Pero, el investigador del ICP X. Jordana había sido invitado a presentar su trabajo en la sesión del jueves, dedicada a los aspectos actuales de la diversidad de mamíferos. A hablar, en definitiva, de cómo a partir del conocimiento de los ciclos vitales de los mamíferos extintos y actuales, podemos saber si las poblaciones actuales están preparadas para hacer frente a los cambios medioambientales presentes y futuros.

 

En Xavier Jordana durant la presentació al Congrés Anual de la Societat Alemanya de Mastologia.

P: Xavier, ¿por qué crees que os invitaron a un congreso como este y, especialmente, por qué tu charla se incluye en la investigación sobre los mamíferos actuales?

Cada vez son más los investigadores dedicados a la biología de la conservación de los mamíferos que creen queel conocimiento de los ciclos de vida de los animales es un factor determinante para llevar a cabo políticas efectivas de conservación de especies en riesgo de extinción. Y lo que nosotros hacemos en el Grupo de Investigación en Paleobiología está muy relacionado con este tema. Es decir, con entender las adaptaciones evolutivas de los ciclos de vida de los mamíferos a partir del registro fósil. Nuestro grupo es pionero en la reconstrucción de las características vitales y fisiológicas de los mamíferos fósiles. Sin embargo, no nos quedamos solo en el estudio del pasado, sino que lo queremos aplicar al presente y al futuro. Recientemente, hemos publicado un artículo en la prestigiosa revista Nature donde mostramos cómo se pueden conocer algunas características fisiológicas y del ciclo vital de los mamíferos actuales, características de gran importancia para su supervivencia como por ejemplo la edad de reproducción o la longevidad, a partir de la estructura interna de los huesos largos. Este representa un método alternativo a los habituales programas de monitorización de especies salvajes, que tienen un coste muy alto y requieren de un espacio temporal largo. Este nuevo método puede ser, pues, de gran utilidad para la conservación de las especies en riesgo de extinción.

Hace unos meses nos hacíamos eco en esta web de otro artículo publicado en Nature en el que una veintena de prestigiosos investigadores internacionales reclamaban más investigación para conocer mejor los cambios climáticos que ha sufrido la Tierra hace millones de años, y así mejorar la capacidad de predecir estos cambios y entender si la acción humana puede estar empujando a nuestro planeta hacia cambios irreversibles en la biosfera.

P:
 Xavier, ¿crees que este mensaje ha penetrado ya en la comunidad científica? ¿Están de acuerdo los científicos que la paleontología nos puede aportar claves importantísimas también para la investigación ecológica actual?

Sí, de hecho es un campo emergente, todavía muy nuevo. En los últimos años están surgiendo nuevas áreas de investigación como la Paleobiología de la Conservación o la Ecología Histórica que van en esta dirección. Un ejemplo reciente y claro de este interés en conjuntar esfuerzos entre paleontólogos y ecólogos es el tópico de la última edición de la Conferencia Anual de la Sociedad Alemana de Mastozoología: "Pasado, Presente y Futuro de la diversidad de los mamíferos", en la que fuimos invitados a presentar una comunicación.

P: Hablar de conservación de la biodiversidad va mucho más allá de hablar del número de especies, ¿no? ¿Qué puede decir la paleontología sobre la conservación de la biodiversidad?

La paleontología puede aportar muchas cosas sobre la conservación de la biodiversidad, pero sobre todo puede aportar algo que la investigación en especies actuales no puede, que es el conocimiento sobre las respuestas adaptativas a largo plazo de las especies frente a los cambios ambientales. Este conocimiento nos puede ayudar a predecir qué especies tienen más riesgo de extinción en las condiciones actuales de cambio climático. El registro fósil nos puede informar de la diversidad de las especies en el pasado. Pero si, además, esta información la ponemos en el contexto de los cambios climáticos que han tenido lugar en los últimos millones de años, podemos relacionar las extinciones con el ambiente. Y si a todo esto le añadimos el conocimiento sobre las adaptaciones evolutivas de estas especies, como por ejemplo los cambios en los ciclos vitales, entonces seremos capaces de predecir las tendencias evolutivas frente a los cambios en sus ecosistemas.

Cérvol alpí. Tall histològic d'un fèmur que mostra línies d’aturada en l’escorça interna. Meike Köhler. ICP

P: ¿Sois muchos los que trabajáis en esta dirección?

Pues no. De equipos de paleontólogos que se están especializando en lo que se conoce como la paleobiología de la conservación hay cada vez más. Pero de equipos que se adentren en el estudio del ciclo de la vida de los mamíferos a partir del registro fósil somos muy pocos. Además de nuestro grupo, encabezado por la investigadora ICREA Meike Köhler, está el grupo de Tim Bromage en la Universidad de Nueva York y con menor intensidad el grupo de Jorge Cubode la Universidad Pierre y Marie Curie en París. De hecho, recientemente nos ha sido otorgado un proyecto del Ministerio de Economía y Competitividad para hacer investigación juntos, con otros dos grupos expertos en sistemas insulares, y seguiremos explorando qué nos dice el ciclo de la vida de las especies extintas sobre la diversidad actual de la Tierra.

P: Meike y tú trabajáis juntos, pero podríamos decir que ella conoce mejor los huesos y tú los dientes de los animales fósiles. ¿Qué diferencia hay? ¿En qué medida obtenemos información complementaria, y en qué medida son métodos que nos sirven para contrastar resultados?

Ambos, huesos y dientes, son tejidos duros y por lo tanto nos aportan una información muy similar. Sin embargo, también se complementan. Por ejemplo, el desarrollo de los dientes en los mamíferos sigue patrones muy conservadores, y por lo tanto muestra menos plasticidad (capacidad de cambio) que el esqueleto óseo. Esto hace queel desarrollo dental sea un indicador muy fiable de determinados estadios del crecimiento ontogenético. A modo de ejemplo, la erupción del primer molar está muy relacionada con la edad de destete, y la del tercer molar con el inicio de la edad adulta. En cambio, el hueso es más sensible a los estímulos fisiológicos (internos) y ambientales (externos) como lo demuestra el paro momentánea del crecimiento durante la estación desfavorable, o la drástica reducción de la velocidad de crecimiento del hueso coincidiendo con la edad de reproducción. Lo ideal es disponer de la información de ambos, huesos y dientes, para reconstruir los aspectos fisiológicos y de desarrollo de los animales extintos.

+ info El registro fósil, una necesidad para los biólogos

 

Còpula d'ós bru a Cantàbria (Alberto Valenciano)

El estudio del báculo o hueso peneano de cinco ejemplares del oso extinto Indarctos arctoides del yacimiento de Batallones-3 (Madrid) ha permitido deducir que esta especie mantenía cópulas largas y que probablemente las hembras se apareaban con varios machos en el periodo fértil. El estudio ha sido publicado hoy por Juan Abella, investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont y del Museo de Ciencias Naturales-CSIC en la revista PLOS ONE.

El báculo (también llamado hueso peneano) es el hueso presente en el pene de algunos grupos de mamíferos,incluyendo insectívoros, roedores, carnívoros y primates (excepto los humanos). En el caso concreto de los carnívoros, está bastante desarrollado en los caniformes (perros, tejones u osos) mientras que en los feliformes (por ejemplo gatos y hienas) está reducido o incluso está ausente. Su morfología y tamaño es diferente en cada grupo, y en muchos casos,su función es hacer de soporte físico para mantener la erección y facilitar la cópula.

El investigador Juan Abella, del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP) y el Museo de Ciencias Naturales-CSIC, describe en un artículo publicado hoy en la revista PLOS ONE, 5 báculos de Indarctos arctoides, una especie de oso extinta hace unos 9 millones de años hallados en el Cerro de los Batallones, en la Cuenca de Madrid, una zona de cuevas o pseudo-cuevas que actuaron como trampas naturales y que presentan una gran cantidades de carnívoros fósiles. El báculo es un resto fósil que aparece muy raramente en las excavaciones, ya que se trata de un hueso alargado y delicado y que sólo está presente en la mitad de la población viva (los machos).

Los huesos descritos pertenecen a 4 individuos adultos y un subadulto. La longitud media del hueso de los individuos adultos es de unos 24 cm., mucho más largos que los de los osos actuales de tamaño similar, como el oso pardo. Son los primeros báculos de huesos fósiles que se encuentran (sin contar los del oso de las cavernas del pleistoceno, una especie mucho más reciente) y fueron excavados en varias campañas, durante los años 2008, 2010 y 2012..

 

 

Bàculs de diferents espècies d'ós actuals i extintes (la G correspon a I.arctoides)

Los investigadores han comparado el tamaño y la forma de estos báculos con el de algunas especies de mamíferos actuales para inferir algunos aspectos del comportamiento sexual y social de Indarctos arctoides. Los investigadores sugieren que esta especie mantenía cópulas largas y que el báculo actuaba como soporte físico durante la cópula, de modo que podía mantener la penetración y tener eyaculaciones más prolongadas. También es posible que tuvieran un sistema reproductor donde varios machos copulaban con una misma hembra.

Las cópulas largas se dan en especies donde los encuentros sexuales son poco frecuentes para asegurar el éxito de la fecundación. Esto ocurre con especies que presentan una baja densidad de individuos o cuando las poblaciones están muy fragmentadas y separadas geográficamente. En el caso de Indarctos arctoides, su distribución estaría muy restringida a los frondosos bosques de ribera y no podrían vivir en zonas abiertas, donde entrarían en competencia con los grandes tigres de dientes de sable y con los anficiónidos, unos carnívoros extintos con características exteriores tanto los cánidos como los osos.

En humanos y osos, el tamaño quizás si que importa

El hecho que el báculo de Indarctos arctoides sea considerablemente mayor que el de otras especies de oso de tamaño parecido hace suponer a los investigadores que es una característica seleccionada sexualmente, es decir que las hembras perferían aparearse con los machos con báculos más grandes. Esta característica se transmitiría a la descendencia de modo que el tamaño promedio del báculo de esta especie aumentaría a lo largo de la evolución.

Aunque algunos estudios afirman que la selección sexual también ha favorecido los penes grandes en los humanos, no se puede hacer una comparación directa entre el báculo de los osos con el tamaño del pene de los humanos. El pene de los hombres no tiene báculo (de los grandes simios, los gorilas y los chimpancés conservan un báculo pequeño y no es retráctil como el de los carnívoros) y la erección se logra por la irrigación de los cuerpos cavernosos sin la necesidad de un hueso para mantenerla.

+ info: Abella,  J., Valenciano, A., Pérez-Ramos, A., Montoya, P. & Morales, J. (In press). On the socio-sexual behaviour of the extinct ursid Indarctos arctoides: an approach based on its baculum size and morphology. PLOS ONE

 

 

Imatge de gàlag actual (Robertsphotos1 http://www.flickr.com/photos/32357208@N08/3027712362/)

Un artículo publicado en el Journal of Human Evolution del investigador del ICP Raef Minwer-Barakat describe por primera vez la presencia del primate fósil Microchoerus al oeste de los Pirineos. El hallazgo en el País Vasco de restos de este pequeño primate de características similares en cuanto a la locomoción a los actuales gálagos, confirma la conexión entre las faunas de esta zona con el resto de Europa durante el Eoceno superior, hace entre 38 y 34 millones de años. 

El registro fósil en Europa es rico y diverso en cuanto a primates del Eoceno, hace entre 34 y 55 millones de años. Los investigadores explican esta radiación evolutiva por el incremento global de temperaturas que se produjo en esa época geológica y que permitió que los primates (principalmente representados por los grupos Adapoidea y los Omomyoidea) se diversificasen,  ocupando muchas áreas del hemisferio Norte. A finales del Eoceno, una bajada de temperaturas a nivel global acabó con esta diversidad y muchas especies desaparecieron del continente.

El investigador Raef Minwer-Barakat, del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), encabeza este estudio realizado en colaboración con investigadores de la Universidad del País Vasco y publicado en el número de septiembre del Journal of Human Evolution, en el que analizan dos fragmentos de mandíbula hallados en Zambrana (País Vasco) que corresponden a Microchoerus, un género de la familia de los Omomyidae descrito por primera vez en 1884. El yacimiento de Zambrana, a 70 km al sur de Bilbao, representa un sistema lacustre y contiene una gran diversidad de fósiles de plantas acuáticas, de invertebrados y vertebrados como tortugas, cocodrilos y mamíferos, perohasta el momento no se había encontrado ningún primate.

 

Els dos fragments mandibulars en vistes diferents. L'escala correspon a 1cm.

Los fósiles de Microchoerus analizados en este artículo tienen una forma y un tamaño similares a los de la especieMicrochoerus erinaceus, descrita por primera vez en Inglaterra y de la que posteriormente se han encontrado restos en Francia, Alemania, Suiza y España, pero algunas sutiles diferencias hacen que no se puedan atribuir a esta especie.Microchoerus (como el resto de Omomyidae) era un primate de tamaño pequeño, de hábitos nocturnos y una dieta basada en insectos y frutas, características similares a los gálagos actuales que viven en el continente africano.

Este hallazgo representa la primera cita de este género en la Bioprovincia Occidental Ibérica, un área que comprende varias cuencas de las partes centrales y occidentales de la Península. Durante el Eoceno medio, esta provincia estuvo aislada del Pirineo y del resto de Europa como demuestra la presencia de varias especies endémicas de roedores y primates, entre otros grupos. Durante el Eoceno superior, sin embargo, estas dos áreas geográficas estuvieron conectadas permitiendo el paso de varias especies de una zona a otra. La presencia de una especie de Microchoerussimilar a la que se encuentra en otras partes de Europa evidencia esta conexión.

Los primates del Eoceno han sido un grupo tradicionalmente poco estudiado en la Península Ibérica. El paleontólogo Miquel Crusafont y sus colaboradores describieron su presencia en los años 60 en yacimientos como el de Sant Cugat de Gavadons o Sossís, en Cataluña. Años después, investigadores del ICP como Salvador Moyà, Meike Köhler, Judit Marigó o Raef Minwer-Barakat han tomado el relevo, contribuyendo a determinar las relaciones filogenéticas de los primates del Eoceno en la Península Ibérica.

 

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+ info: Raef Minwer-Barakat, Ainara Badiola, Judit Marigó, Salvador Moyà-Solà, First record of the genus Microchoerus(Omomyidae, Primates) in the western Iberian Peninsula and its palaeobiogeographic implications, Journal of Human Evolution, Volume 65, Issue 3, September 2013, Pages 313-321.

 

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